9 de abril de 2011

Setenta y siete.


Fin de Febrero de 2011.

Cuando finalmente me vino ya era 28 de Febrero y era hora de volver. Fin de las vacaciones. Una pena. Era la primera vez que nos ibamos a algun lado con G. y lo habíamos pasado maravillosamente. Nos relajamos, dormimos, leimos mucho, caminamos, nos imaginamos con un bebé en esas playas de a tres. Jugando en la arena y metiendo las patitas en el agua… ¡Qué lindo sería! Fue todo casi perfecto. Digo casi, porque por supuesto, con Mi Madre no podía faltar algún mal momento. Era la especialidad de la casa y se lo venía reservando demasiado bien, era la frutilla del postre, del último día. La noche anterior al día que teníamos que volvernos sucedió algo más o menos así…

G. miraba un partido de futbol mientras yo empezaba a armar el bolso. En el medio del partido, lleno de publicidad oficial, G. que es pasional y enfermizamente Anti, empieza a despotricar contra las huevadas que dicen en las publicidades, en un volumen en el que hasta los vecinos podían escucharlo. Yo ya estoy acostumbrada y se lo perdono. Todos tenemos nuestros defectos... a mí la política me desagrada bastante, pero a él lo apasiona.

-¡Estos hijos de puta no tienen vergüenza! Ahora dicen que la obra de Yaciretá la empezó el Nésssstor y la terminó la Cristinita. ¡Si esa obra la empezó Alfonsín en los ´80! Qué hijos de puta mentirosos y blablabla….

De lejos escucho que mi madre se suma a la conversación y empiezan a intercambiar ideas de política, en lo que no soy muy afines…

-Bueno, al menos estos cuando roban reparten (!)…

-No, pero no puede ser, son un desastre, se llenan la boca hablando de obras que ni siquiera las hicieron ellos, inauguran lo mismo tres veces para las cámaras. Y encima está todo re parado, nosotros no tenemos laburo, no sale nada por culpa de ellos, y blablabla…

Decía G. cada vez más impetuosamente y mi madre le contestaba. No había chance que se pusieran de acuerdo. Hasta que el tono de la voz de mi madre empezó a elevarse.

-A ver si en vez de despotricar contra el gobierno te empezás a ocupar de vos, que si no hay laburo en lo que estás haciendo habrá que buscar otra cosa, como hacemos todos… o ¿cómo piensan mantener a un hijo si no? ¡Uno no puede esperar que el gobierno le solucione la vida!

-Me parece que nos fuimos de tema, yo estaba hablando de…

Intentó interrumpirla G. Pero cuando mi madre arranca es como una catarata: imparable.

-…que ésto no puede ser! Yo me estoy gastando la herencia de la abuela, y el padre de M. no va a estar siempre ahí para solucionarles la vida, y blablablablablablablablaaaaaaa

Yo seguía en la habitación escuchando esta escenita, cada vez más angustiada y pensando cómo no lo había visto venir. Recordaba otras escenitas de mi infancia y pensaba ¿Qué hago? ¿Los dejo que se maten o intervengo? Encima estamos lejos, no nos podemos ir… Hasta que me harté. Salí de la habitación y grité (¿Grité? Si, debo haber gritado…)

-¡Se dejan de joder los dos!!!!? Lo estábamos pasando bien, ¿Hacía falta arruinarlo el último día??

5 comentarios:

  1. Nooooooooooooo q quilombo....
    Animos!!!!!

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  2. TE imagino en esa habitacion..escuchando los gritos y sentadita en la misma pose de cuando eras una nena.. Muy feito..

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  3. Mañosa:
    Su pior-es-nada es medio intransigente en materia de política, pero es cierto lo que usted dice, su mami es ponzoñita, ponzoñita, ¿eh?
    ¿Cómo no chivarse y pegar un grito?

    El Profesor

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  4. Te leo y me siento reflejada ... me imagino una situación similar cuando viaje con mi pareja a conocer a mi mamá.

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  5. LS: siiii, qué quilombo!

    Gaby: Feo, feo. Pero a veces me pregunto si seré yo que exagero...

    Profe: Si, Mi Madre siempre tuvo una lengüita viperina... ¡Gracias por pasar! Mandele saludos a Loli

    La Tati: Ojalá que no! Tu mamá es tan gritona como la mía?

    Besos a las 4!!

    M.

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Sacate las ganas y decilo...