30 de junio de 2011

Ciento nueve.

Mayo de 2011.

Debo confesar que en las semanas que siguieron al resultado positivo me volví un ser absolutamente escatológico. Si alguien es impresionable les recomendaría que dejen de leer en este preciso momento. Pero saben que yo no tengo pelos en la lengua y me gusta contar las cosas como son. Si señores. El embarazo no es un período idílico en el que todo es maravilloso. O sí lo es, pero no solo eso. También tiene un lado oscuro.

Para empezar las náuseas estuvieron presentes hasta casi el último día del tercer mes, y aún ahora de vez en cuando reaparecen. Pero además de las náuseas está la acidez. La vida ya no es como antes. Ya no puedo comer lo que quiero, cuando quiero. Tengo que comer algo a cada rato para evitar las náuseas, y las comidas demasiado grasosas, o picantes, o el café fuerte están casi prohibidos. Una noche terminé tarde de trabajar con mucha hambre y sin ganas de cocinar. Le propuse a G. pasar por la parrillita de la otra cuadra, esa que tiene mesitas en la calle, a comer un choripan. No sé porqué me tentaba, nunca fui fanática del choripan, pero era algo rápido y tenía un hambre de esas en las que hay que comer algo ya. Grave error. Esa noche casi no pude dormir. Me daba vueltas en la cama, me faltaba el aire y tenía una acidez insoportable. Y cuando finalmente logré dormirme soñé que me sentaba ante un gigantesco plato de ravioles. Por suerte el obstetra me permitió tomar antiácidos, pero la verdad es que no ayudan demasiado ¡y eso que nunca en mi vida tuve acidez! Ahora hay que prestar suma atención a todo lo que entra en nuestro cuerpo. ¡Y a lo que sale! Los gases son una constante, así que cuando no me estoy tirando pedos, estoy eructando, y hasta a veces las dos cosas al mismo tiempo. ¡Si, si, qué lindo! ¿No? No sé como G. me soporta, pobrecito. Aunque… bueno, al fin él tiene cierta responsabilidad en el asunto. Por suerte no me constipé, como dicen que le pasa a la mayoría de las embarazadas en el primer trimestre. ¡Menos mal! ¡Solo eso me faltaba! No tolero la ropa ajustada, los corpiños me apretan y me empieza a faltar un poco el aire, de a ratos. Subir una escalera se ha vuelto una meta casi imposible y tengo que hacer varias paradas en el medio. Además de todo esto tengo sueño casi todo el tiempo, y apenas tengo un rato para descansar, menos que menos para dormirme una siestita! Y como si esto fuera poco me hago pis. Todo el tiempo. A cada rato. Andá a explicarle a mi cuerpo que cuando estoy en la estación constitución esperando el tren no hay manera de ir al baño. Hay que aguantarse. ¡Y olvidate de volver a dormir una noche de corrido! Me levanto una, dos y hasta tres veces por noche a hacer pis. Nunca en mi vida me había pasado (bueno, salvo alguna vez que me fui a dormir tras una intoxicación severa con alcohol…) Y por supuesto, no se puede tomar alcohol, ni fumar sustancias ilícitas. No es que lo hiciera muy a menudo, pero de vez en cuando con G. nos hacíamos unos brownies de esos “especiales” y nos moríamos de risa una tarde completa. No más. Prohibido. Y ni sueñes con tomar alguna medicación. Si te duele la cabeza: Paracetamol. ¡Paracetamol! Si eso es como tomarse un vaso de agua en ayunas. No hace absolutamente nada. Si tenés una contractura en el cuello de esas como las que suelo tener yo, jodete! Bancatela, olvidate de tomar Ibuprofeno, menos que menos Diclofenac. A lo sumo una ducha calentita, unos masajes y a la cama.

Todo sea por el mañosito….

28 de junio de 2011

Ciento ocho.

Fines de Abril de 2011.

-¿No le vas a contar a tu papá?

-Si, tendría que llamarlo, ¿no?

-Si, llamalo. O mandale un mensaje y decile que te llame. Antes que se entere por facebook…

El papá de G. vive en Brasil, y no quedaba otra que contarle por teléfono. No nos vemos muy seguido. Le mando un mensajito pidiéndole que lo llame. Un rato más tarde sonó el teléfono. El papá de G. llamaba desde Houston, donde estaba en un viaje de trabajo. Hablaron un rato de las trivialidades, esas que se dicen en toda conversación telefónica. Cómo estás, cómo está el trabajo, cómo están los nenes, etc, etc… Hasta que llegó el momento de hablar en serio.

-Tengo que contarte algo… -dijo G. buscando las palabras. –Vas a ser abuelo otra vez… M. está embarazada…

Del otro lado un completo silencio por toda respuesta.

-Papá… ¿Estás ahí?

Preguntó G. un rato más tarde, con cara de preocupado.

-Si, si… ¡Qué noticia! Dejame que me recupero y te llamo de nuevo en un rato –dijo emocionado. Y cortó.

G. se quedó atónito.

-Me parece que lo maté… -dijo preocupado.

Por suerte un buen rato más tarde volvió a llamar el papá de G. más tranquilo.

-Hijo, me alegro mucho, la verdad es que me sorprendiste… tardé un rato en recuperarme, pero te felicito, me hace muy feliz la noticia, ya le conté a los chicos, cuando pueda paso a visitarlos. Mandale un beso a M.


Un rato más tarde vino a cenar el Hermano de G. El único que quedaba todavía sin enterarse. Yo estaba trabajando y llegué un buen rato más tarde, pero según me contó G. el diálogo fue algo así:

-Hoy casi lo mato a papá… hablamos por teléfono y le conté que iba a ser abuelo de nuevo, y…

-¿DE QUIÉN? –preguntó Mi Cuñado sorprendido, tratando de entender qué estaba pasando

-Yo, boludo! M. está embarazada.

-Ahhh... ¡Te felicito!

Un ratito más tarde llegué yo y los encontré sentados a la mesa, charlando.

-¿Te puedo abrazar? –preguntó Mi cuñado con cara de emocionado.

-¡Claro!

-Felicitaciones! No lo puedo creer… -dijo mientras me abrazaba.

23 de junio de 2011

Ciento siete.


28 de abril de 2011.

Volvimos caminando despacito, tratando de entender lo que había pasado hace solo unos minutos. Fue todo muy rápido, apenas no dio tiempo de reaccionar.

Era realmente increíble. Ver una personita adentro tuyo, casi totalmente formada, aunque una miniatura. Según el médico medía 23 milímetros. ¡23 Milímetros! Por suerte sólo habíamos visto uno. Respiramos aliviados los dos. Era impresionante escuchar por primera vez los latidos del corazoncito. Era otro corazón, distinto del mío, latiendo dentro de mi cuerpo. ¡Y que rápido latía! Muy difícil de entender. Estaría buenísimo que te den un poco más de los cinco minutos que se toman. Uno necesita tiempo para entender estas cosas. Y además dijo 9 semanas, ¿Cómo puede ser 9 semanas? Si hace justo dos meses de mi última menstruación! ¿Habrá sido antes? No puede ser… sería más… y además me hice un test y dio negativo…

Ese mismo día habíamos invitado a cenar a la madre y la hermana de G. para contarles la noticia. El hermano estaba en Tandil, así que iba a tener que ser otro día. Preparamos la cena (ya ni me acuerdo qué) y esperamos.

Finalmente tocaron el timbre, primero la Hermana, después la Madre.
Nos sentamos a la mesa y G. hablaba de cualquier cosa, como si nada. Era su familia, así que yo mantuve mi bocota cerrada. Era él el que tenía que decidir cómo y cuándo decirles. Estaban hablando del calor, o del tráfico, ya no recuerdo bien, y G. soltó algo así…

-Si, hoy estaba complicado… a la tarde fuimos a hacer una ecografía con M. que está embarazada… y cuando volvíamos…

-¿Cómo???? –dijo la Madre, abriendo los ojos como platos.

-Si, fuimos a hacer la primer ecografía. M. está embarazada.

-¡No lo puedo creer! ¡No me contaste nada!!

Decía la madre sin poder reaccionar, mientras mi cuñada me abrazaba con lágrimas en los ojos.

-¡Yo sabía! ¡Yo sabía! –decía- Ya era raro que nos invitaras tan seguido…

Lo que siguió fue una catarata de preguntas.

-¿De cuánto estás? ¿Cómo te sentís? ¿Ya se sabe el sexo? ¿Pensaron los nombres? ¿Dónde lo vas a tener?

La Madre de G. se tragaba las lágrimas. Se le notaba que estaba emocionadísima, pero no lo mostraba. De algún lado vienen esos genes –pensé- hasta que un rato más tarde se fue a fumar a la cocina, mientras soltaba alguna lagrimita, sin que nadie la viera.

21 de junio de 2011

Ciento seis.


28 de Abril de 2011.

Finalmente llegó el día. Era hoy. Teníamos por fin el maldito turno para la primer ecografía. No podía estar más ansiosa. Necesitaba verlo con mis propios ojos. Me puse ropa cómoda. Por suerte hacía calor, así que salí de pollera. Como la primer ecografía es transvaginal, ir de pantalones es un embole, no tenía ganas de sacarme la ropa y acostarme semidesnuda frente a un médico desconocido. Mejor la pollera.

Me encontré con G. en la puerta del consultorio, y él parecía estar aún más ansioso que yo. Tocamos el timbre y subimos. Mientras tanto yo seguía luchando con las náuseas.

Me acerqué a la recepción y esperé que me atendieran. Esperé y esperé y esperé, mientras una señora que estaba con dos niñitos (un bebé en cochecito y una nena de unos tres o cuatro años que no paraba de saltar y gritar por todos lados) hablaba y hablaba sin parar con el recepcionista. Para peor hablaba muy fuerte. ¿Porqué será que la gente habla tan fuerte? ¡No me interesa escuchar su conversación señora! Apoyé mis codos en el mostrador y seguí esperando, mientras el calor y las náuseas complotaban contra mí. Puta madre, no podés atenderme de una vez así me siento? Pensé. Pero no. La señora sacó un sanguchito del bolso y se lo dio a la criaturita que revolvía las revistas y hablaba con todo el mundo mientras el recepcionista hablaba con su compañera en el cuartito de atrás. Y yo esperaba. Me sentía invisible.

Finalmente me atendieron. Me pidieron mis datos, me hicieron firmar una planilla y me preguntaron

-¿Vas a querer que te la graben? Cuesta cuarenta pesos.

Lo miré a G. tratando de adivinar qué pensaba. Pero estoy de 8 semanas, debe ser un porotito…

-No, gracias –dije- es la primera ecografía, no creo que se vea mucho todavía…

Y me fui a sentar. ¿Cuarenta pesos por grabarla? ¿No es mucho? Pensaba. Después de un rato más de soportar las náuseas sentadita nos hicieron pasar. Me saqué la ropa interior y me acosté en la camilla mientras el doctor me hacía preguntas.

-¿Cuándo fue tu última menstruación? -preguntó

-El 28 de Febrero.

-Bueno, vamos a ver… -Dijo, mientras enfundaba su aparato en un preservativo.

Poco después apareció un porotito blanco en la pantalla. Increíble.

-¿Eso es la cabecita?

Pregunté sorprendida mientra señalaba la pantalla. Se veía claramente una cabecita, bracitos y piernitas. Hasta se movía.

-Si, mirá como se mueve –contestó el Dr.

Miré nuevamente la pantalla tratando de no desnucarme. Por algún motivo te hacen acostar de espaldas a la pantalla. Podrían ponerla del otro lado, pero supongo que todo está pensado para comodidad del medico, no de la paciente.

-Ahora vamos a escuchar el corazoncito.

Dijo, mientras encendía el volumen y se escuchaban los latidos resonando en la habitación oscura. Miré a G. y aunque no lo vi bien imaginé que una lagrimita se le escapaba. Era impresionante.

-Bueno, parece estar todo bien. Por las medidas parece de 9 semanas. Andá a vestirte.


16 de junio de 2011

Ciento cinco.

Fin de semana de Pascua.

Mientras terminábamos de preparar todo sonó el timbre. Era mi Hermana La Del Medio.

-Llegué un poco más temprano porque después me tengo que ir a trabajar.

Dijo mientras subíamos. Le serví un café y nos sentamos los tres a la mesa.

-¿Y? ¿No me van a contar que voy a ser tía? –Preguntó.

-No, nada que ver… -Le contestó G. -¿De dónde sacás eso?

-Ufa, yo pensé que tenían noticias, tanto apuro por encontrarnos…

-Es que hace mucho que no nos vemos –mentí- y quería aprovechar el feriado. -¿Vos como andas?
Seguimos hablando un rato hasta que llegó Mi Hermana La Menor. Mi Madre no llegaba y se estaba haciendo tarde. Me empezaba a poner impaciente.

-¿Porqué no la llamás a ver por donde anda?

Le dije a mi Hermana La Menor. La llamó y dijo

-Está buscando dónde estacionar.

Un ratito más tarde suena el timbre. Era Mi Madre. Llegó toda apurada, hablando y hablando y hablando. Tipicamente Mi Madre.

-Hay, di una vuelta enorme, me olvide que le habían cambiado el sentido a esta calle y después no encontraba dónde estacionar, y di otra vuelta, y blablablablablabla… Y les traje huevitos pascua… Qué bueno que nos encontramos todas y blablablabla…

Y así siguió hablando un rato sin parar, mientras Mi Hermana La del Medio me miraba ansiosa porque ya se tenía que ir a trabajar. La interrumpí.

-A ver, las tres…. ¿Qué planes tienen para Diciembre?

-¿Para Diciembre? –Preguntó Mi Madre con cara rara….

-Porque vos vas a ser Abuela –dije señalándola- y ustedes dos van a ser tías.

Mi hermana La Menor se levantó y me vino a abrazar, llorando. Las otras me miraban con cara de no entender nada. Después se levantaron y me abrazaron, mientras decían, todo al mismo tiempo.

-Ay… qué lindo! ¿De cuánto estás? ¿Cuándo te enteraste? ¿Porqué no me contaste antes? ¿Cómo te sentís? ¿Ya pensaron nombres? ¿Ya te hiciste la ecografía? ¿Compro ropita rosa o celeste?

14 de junio de 2011

Ciento cuatro.

Fin de semana de Pascua.

Al día siguiente tocaba el turno de contarle a Mis Hermanas. ¿Y Mi Madre? ¿La llamo o no la llamo? –pensaba- pero realmente no tenía mucha opción. En algún momento iba a tener que contarle y no daba que se entere por boca de mis hermanas, menos que menos de Mi Padre.

Me armé de coraje y agarré el teléfono. Llamé primero a mis hermanas y las invité a merendar en mi casa. Una vez que me confirmaron que podían y a qué hora llegaban, llamé a Mi Madre.

-Hola ¿Má?

-¡Hola hijita! ¿Como estás tanto tiempo?

-Bien, bien –contesté medio cortada- Mis hermanas van a venir a merendar a casa ¿Querés venir?

-Dale, a qué hora?

-A eso de las cinco.

Dije, y corté.

G. y yo nos fuimos para la cocina y nos pusimos a preparar cosas ricas para la merienda. Hicimos dos budines (en realidad los hizo él, yo le hice de Juanita…) Uno de manzanas, y uno de chocolate. Preparé una jarra de café recién hechito. Llené un termo con agua caliente por si alguien quería té y puse la mesa. Mientras los budines terminaban de cocinarse ordené un poco y me fui a dar una ducha.

Un momento de relax, para pensar un poco cómo cuernos se los iba a contar. Estaba segura que se iban a poner felices, hace rato que mis hermanas venían hinchando la paciencia con que querían sobrinitos.

Me lavé la cabeza y me dediqué a disfrutar del momento bajo el chorro de agua calentita. Me enjaboné bien, sobre todo la panza que estaba cada vez más redonda. Últimamente me tocaba mucho la panza, casi sin darme cuenta. Supongo que nos pasa a todas las embarazadas. Debe ser una forma de acostumbrarnos a los cambios, de darnos cuenta que hay algo ahí. Miré para abajo y noté algo diferente.

Terminé de ducharme, me envolví en la toalla y salí.

Grité.

-¿Amor?

-¿Qué? –contestó G. desde el dormitorio

-¡No me la veo!!

11 de junio de 2011

Ciento tres.


Fin de semana de Pascua.

Fuimos al obstetra, nos dijo que estaba todo bien y ya teníamos las órdenes para los estudios. Pero un jueves feriado no valía la pena llamar para pedir los turnos, no iba a haber nadie para atendernos. Ibamos a tener que esperar hasta el lunes. Mientras tanto empezamos a pensar de si era momento de contarlo, al menos a la familia.

-¿Te parece que aprovechemos el fin de semana largo para contarle a la familia? –pregunté.

-Si, podría ser… Pero mi mamá y mi hermana se van a Tandil a ver a mi hermano y las nenas. Empecemos por tu familia.

-Voy a empezar por mi Padre… con mi Madre no se qué mierda hacer. No hablamos hace un mes, se me va a poner difícil.

-No le des bola, no es momento de ponerse a hablar de lo que pasó, contale y listo…

-Sí, pero no se cómo…

-Ya se te va a ocurrir.

Dijo G., mientras yo le mandaba un mensajito a mi padre a ver si tenía un rato para tomar un café. No nos vemos nunca pero vive a cuatro cuadras de mi casa y de vez en cuando nos juntamos en un bar que está a medio camino. Me contestó un rato más tarde y arreglamos para vernos al día siguiente. Fuimos los dos. Llegamos y mi padre estaba sentado en una de las mesas de afuera, fumando.

-¿Cómo estás? -pregunté, temblando.

-Todo bien, ¿vos?

-Bien, todo tranquilo… ¿Te fuiste a pescar el finde?

Le pregunté pensando para mis adentros cómo encarar el tema. Pero no hay maneras indirectas de decirlo. Iba a tener que hacerlo de una, sin vueltas. Como arrancar una curita…

-Si, estuvo bueno, pescamos un montón…

Dijo e hizo un silencio, como esperando…

-Bueno… ¿Qué planes tenés para Diciembre? ¿Te vas de vacaciones?

-Si, como siempre… -dijo, poniendo cara de no entiendo nada- ¿Porqué?

-Porque los primeros días de Diciembre vas a tener que estar en Buenos Aires… ¡Vas a ser abuelo!!

Ni bien terminé de decirlo las lágrimas empezaron a salir de sus ojos para todos lados, salpicándome. Se levantó y me abrazó sin poder decir una sola palabra. Cuando pudo parar de llorar dijo…

-¿Y así de una me lo decís? ¡Me vas a matar!

-No hay otra manera de decirlo…

Hablamos un rato más, los tres. De embarazos, de mudanzas y de otras cosas por el estilo. Terminamos los cafés, hablamos un rato más y nos fuimos.

-Debería haberle preguntado qué carajo piensa a hacer con su mujer… -Le dije a G. mientras volvíamos.-Pero es demasiado por un día. Mejor lo dejo que asimile esto, y después lo hablo.

9 de junio de 2011

Ciento dos.



Dos semanas después volví al consultorio de mi analista. Era justo un par de días antes de la visita al obstetra.

-Me quedé pensando lo que hablamos la semana pasada… Hablé con G. y él está de acuerdo. Dice que lo mejor va a ser mudarnos. Pero me preocupa que en el fondo no le gusta mucho la idea. El va a tener que viajar mucho y además se imagina que es un lugar horrible…

-Esta vez le toca a él hacer un esfuercito…

-Si, el tema es si yo me voy a bancar sus caras de culo… veremos…

-Ah! Y tuve un sueño! Estaba en la casa de Mi Madre, creo… estaba embarazada como de seis meses, con una panza redonda y linda. Y de golpe sentía que el bebé empezaba a asomarse. Yo intentaba meterlo de vuelta para adentro. -Todavía falta, no es tiempo –decía. Pero el bebé quería salir, y finalmente salía. Yo lo miraba y pensaba –Es una nena! Todo el mundo esperando un varón, y es una nena. Es Agustina.-

-¿Porqué todo el mundo esperaría un varón?

-G. siempre dice que en su familia hace más de treinta años que no nace un varón. El último fue mi cuñado que ya tiene 34, y tiene dos nenas de 5 y 2. Y todas las primas son mujeres, y las hijas de las primas son nenas. Él dice que quiere un varón. Yo siempre me imaginé una nena. Pero lo loco del sueño es que yo me quedaba con la beba, y la abrazaba y la cuidaba, y se la mostraba a todo el mundo. Y un buen rato más tarde me acordaba que le tenía que avisar a G.

-…

-Y además ésta cuestión del tiempo. Salía antes de tiempo. Y no era un parto. No se sentía como un parto. Era ella que quería salir y yo quería que se quedara adentro. Todavía faltaba.

-Eso tiene que ver con tu mamá, ¿No? Digo, era en la casa de tu mamá…

-Si, Mi mamá siempre dice que ella no quería que saliéramos. De hecho ella tuvo tres cesáreas. Siempre dice “No fueron partos, fueron secuestros extorsivos”. Si fuera por ella se la habría pasado embarazada toda la vida…

-¿Y porqué fueron cesáreas?

-No sé, para la primera (yo) no había ninguna causa. De hecho yo tenía fecha para principios de Noviembre y nací el 30 de Octubre. Aparentemente el Obstetra se tenía que ir de viaje… y quiso adelantar el parto… y como no pudo la mandó a cesárea. Si a mí un médico me intenta hacer eso le corto una mano. No se como Mi Madre lo permitió. Tal vez era muy pendeja, tal vez tenía miedo del parto, no sé. Pero volviendo al sueño… Me parece que hay que respetar el tiempo del bebé, no el mío y mucho menos el del médico…

-No tiene porqué ser así, ahora no es como en esa época.

-Eso espero.

-Pero me quedé pensando en esto de que “es una nena” Vos la ibas a tener a la casa de tu mamá. Y a pesar de que todos esperaban un varón, tenías una nena.

-Si…

-Es como si la fantasía de “la nena” fuera para tu mamá…

-Ay… Que feo eso.

-Por ahí te toca tener un varón.

7 de junio de 2011

Ciento uno.


Cuando me enteré del positivo, una de las primeras cosas que hice (antes de llamar a La Ginecóloga) fue llamar a Mi Analista. Hacía casi un año que había dejado de ir, después de muchos años seguidos finalmente sentía que no tenía mucho por decir. Pero esto lo ameritaba. Me angustiaba la ambivalencia que me generaba la buena noticia, y aunque sabía que eso era perfectamente normal, sentía que necesitaba hablarlo con alguien. Y como habíamos decidido no contarle a nadie… bueno, ella que me conocía tanto era la persona indicada.

Llegué la primera sesión, después de tanto tiempo y dije…

-C. me acabo de enterar que estoy embarazada.

-¡Felicitaciones! Yo pensé que ibas a venir con panza ya...

-Si, hacía rato que lo estábamos buscando y no se daba… pero justo ahora me agarra en un momento complicado… estuve todo el verano buscando trabajo, mandando currículums de acá para allá y no me respondían de ningún lado. Justo hace unos días me confirmaron de la Obra Social X, ellos estaba buscando alguien para atender en zona sur… y bueno, justo ahora que recién estoy empezando me entero…

-Esas cosas se dan así, probablemente cuando te relajaste un poco por lo laboral se dio lo otro…

-Si, es cierto, pero ahora ¿Cómo hago? Es lejos, y tengo más de una hora de viaje, entre el tren y el subte… ¿Cómo voy a hacer con la panza? ¿Y con el bebé? ¿Cómo hago para tomarme una licencia después de parir? ¿Me van a seguir derivando pacientes después? Tengo tantas dudas…

-Bueno, no te enrosques. Todas pasamos por esto y se puede. En todo caso tendrás que mudarte para allá… atender en tu casa, cortar cada 3 o 4 horas para dar la teta…

-Sí, puede ser… no lo había pensado… Pero G. me va a querer matar. ¡Vivir en el conurbano! No se si se lo va a bancar.

-Se lo va a tener que bancar. No hay mucha opción, no?

-Parece que no.

-Lo otro que me preocupa es qué hacer con la familia. Todavía no les conté nada…

-¿Porqué?

-No sé, me parece que es demasiado pronto. Todavía no hicimos los controles, y estoy de pocas semanas… mejor esperar hasta los tres meses ¿No?

-Eso es un prejuicio…

-Y encima con mi mamá no hablo desde que volvimos de vacaciones. Tuvimos una pelea fea, y me puse mal. No tolero que sea tan agresiva, y menos con G… y para peor cuando nos juntamos a hablar de eso reaccionó como el orto, ni me escuchó y empezó a decirme que yo no la valoraba, que solo recordaba las cosas malas… y cuando me quedé pensando que tal vez tuviera razón… volvió a empezar y me saqué. No pude decirle más nada. Me fui. Y no volví a hablar.

-¿En qué pensas que puede tener razón?

-En eso de que yo me quedo siempre con las escenas feas. No es cierto que ella haya sido una madre horrible. Se saca a veces. Y hay algunas escenas feas… pero la mayoría de las veces no es así. ¿Porqué me quedo siempre con las cosas malas? Con mi papá también. Soy muy rencorosa…

-Qué importante lo que decís.

-Si, pero a ella no se lo pude decir.

-No importa. Lo pensaste. Tal vez tendrías que hablarlo primero con tu papá…

4 de junio de 2011

Cien.


16 de Abril de 2011.

Finalmente llegó el día. Hoy tenemos la primera consulta con el Obstetra. Ya me estaba poniendo ansiosa con tanta espera, lo único que quiero es ver una maldita ecografía y que me digan que está todo bien!

Llegamos a la sala de espera, nos sentamos y esperamos, esperamos y esperamos.

Hay dos parejas más esperando, y una chica que subió en el ascensor con nosotros, sola. –Pobre- pienso. -Qué feo tener que hacer todo eso sola!-.

Finalmente después de esperar un rato largo (menos mal que es feriado) Nos hacen pasar. El Dr. me pide algunos datos (realmente menos de los que hubiera esperado) y hace algunas preguntas.

-¿Fecha de última Menstruación?

-28 de Febrero.

-Entonces estás de…

-7.5 semanas

Se adelanta G. que le tiene más confianza a la aplicación de su Iphone que al médico.

-Amor, dejalo a él que es el que sabe

Le contesto. El Dr. se ríe.

-Según mis cálculos estás de 7.3 semanas. Vamos a revisarte.

Me dice, y me invita a pasar al cuartito donde tiene una camilla. Me toma la presión, me pesa (qué miedito…)

-A ver… pesas 59.900 Kg… ¿Ese es tu peso habitual?

-Si, suelo estar entre 58 y 60… así que es más o menos el de siempre. Menos mal, pensé que iba a ser peor, yo me veo tan hinchada…

-A ver esa panza, acostate que te reviso…

Me recuesto en la camilla y me bajo un poco los pantalones. Me toca la panza, de un lado, del otro y dice…

-Si, acá hay algo… se siente…

Volvemos al escritorio y empieza a hacer recetas.

-Bueno, vamos a hacer un análisis de sangre para ver que esté todo bien, de paso pedimos los de virología para ver como están tus anticuerpos…

-Toxoplasmosis ya tuve, me lo hice el año pasado y me dio positivo.

-Igual por las dudas lo pedimos de nuevo. Y de paso vemos cual es tu grupo sanguíneo. ¿Te acordás cuál es?

-Creo que A +. Pero no estoy segura. ¿Ya se puede hacer una ecografía? –pregunto muerta de la ansiedad.

-Si, la semana que viene ya te la podés hacer. Ahora te hago la receta. ¿Quieren preguntarme algo?

-¿El ácido fólico hasta cuándo lo tengo que seguir tomando?

-Y… lo ideal es hasta el tercer mes…

-Ok. Dr. ¿Puede decirle a él que no pasa nada si hago gimnasia? –pregunto, señalandolo a G.

-Mmmm… no, mejor no hasta que veamos la ecografía. Si está todo bien ya podés…

G. se sonríe. Yo me quiero morir. La puta madre. Ya no puedo ni subir una escalera sin agitarme, ¡necesito hacer algo con mi cuerpo antes de volverme una ballena!!!

2 de junio de 2011

Noventa y nueve.

15 de Abril de 2011.

Cada día que pasa estoy más hinchada. Los corpiños ya no me entran. Revuelvo en mi cajón buscando esos corpiños que nunca uso. Esos que no tienen aros ni push–up y que antes odiaba porque parecía un varón de tan chata que me hacían. Me los pruebo y me van perfecto. Ahora los relleno y son mucho más cómodos que los otros. Menos mal que estaban casi nuevitos en el fondo del cajón. Los pantalones me aprietan. Los que ya me iban ajustados no los tolero. Me aprietan la cintura y eso no me ayuda con las náuseas. Revolviendo el placard encuentro solo uno o dos que me van cómodos. Habrá que lavarlos seguido. ¿Cómo puede ser que ya esté tan hinchada? ¡Si son solo 6 semanas de embarazo, a lo sumo 7! No debería notarse nada todavía! Y a todo esto me acuerdo del test. 37900. Treinta y siete mil novecientos! ¿No es muy alto? Si para dar positivo alcanza con que den más de 5! ¿¿No serán mellizos, no?? Lo hablo con G.

-Amor, por casualidad en tu familia ¿Hay antecedentes de Mellizos?

-¿Mellizos? No que yo sepa... ¿porqué?

-No me hagas caso, sé que son boludeces mías. Pero es que me veo muy hinchada… y el nivel de hormona dio medio alto…

-Hay que ver cuales son los valores normales ¿No lo pusieron ahí?

-No…

-¿Y en tu familia hay mellizos?

-Mi abuela materna tuvo hermanos mellizos. Pero entonces fue mi Bisabuela la que tuvo Mellizos… no creo que salte tres generaciones…

-No sé…

Me pongo a buscar en Google.

Busco: Valores normales de hormona coriónica para semana 6 de embarazo.

Encuentro varias tablas con distintos parámetros. Pero no es claro y todas tienen valores diferentes. Por lo que veo parece ser que los valores estar dentro de lo normal, ¡Pero muy en el borde! No me deja muy tranquila.

Menos mal que mañana vamos al Obstetra…