Junio de 2010
Era el día del padre y habíamos arreglado para almorzar juntos, con mis hermanas y G. en un restorán que eligió Mi Padre. Mi hermana del medio se ofreció (al fin!) a comprarle el regalo, aliviandome la tarea de tener que salir a recorrer vidrieras y pensar qué cuernos regalarle. Llegamos temprano. Mi viejo y mi hermana más chica ya estaban sentados en una mesa en la vereda. Por suerte había sol, porque era un día de Junio bastante fresco y el vientito no ayudaba. Pero como mi viejo no puede dejar de fumar un minuto tenemos que sentarnos afuera. El almuerzo estuvo bastante ameno. Mientras esperábamos la comida mi hermana menor se puso a contar del bebé que había tenido una de sus amigas hace muy poquito.
-Ay. Si… no sabés que lindo Pedrito… Es tan chiquitito…
Y así siguió un rato hablando del parto, de los pañales y la teta y blablabla. Hasta que me miró y dijo:
-Bueno ¿Y vos para cuando? Mirá que los ovarios tienen fecha de vencimiento, se te van a poner viejos…
La comida se me quedó atragantada. Estuve a un paso de levantarme e irme. -Estoy a cinco cuadras de mi casa, porqué carajo tengo que soportar esto en este momento- pensaba.
-¿Porqué no te vas un poquito a cagar? No hace falta que te pongas agresiva…
-¿Agresiva? Es un chiste, nena… No entendés nada…
Un chiste. Esa es la excusa justa, la de siempre. Te mando a cagar, pero no te enojes, era un chiste. Te digo que sos una vieja chota, que se te está pudriendo el útero, pero era un chiste. Qué linda es la familia…