29 de enero de 2011

Cincuenta y tres.



-Es que yo no creo en el matrimonio –le contesto.

-No se trata de creer. Yo no te estoy hablando de una ceremonia religiosa. Te estoy hablando de pasar por el registro civil. De dejar asentado el vínculo. Así como uno inscribe las muertes y los nacimientos. De hacerlo legal.

No sé que contestar. La verdad es que me sorprendió. Lo último que me esperaba era esto. Y encima G. me mira fijo, como esperando mi respuesta.

-No sé. Sigo sin entender para qué sirve el matrimonio. No me gusta como institución.

-Bueno, pero si te da igual… podrías hacerlo ¿No?

-Eh…

-No digo un fiestón pero… al menos una reunioncita… Bueno, vos ya te casaste y por ahí no fue una buena experiencia, -le dice a G.- pero…

-Él quiere. Soy yo la que no quiere…

G. se acerca y me dice al oído –vos sabés que cuando vos quieras…
Silencio. Mi Madre se queda pensando.

-¡Voy a tener nietitos!

Dice y pega un saltito. Está contenta como nene con chiche nuevo.

-¿Destapo un Champagne?

Pregunta. Siempre tiene uno a mano.

-No, no… Mirá que no se lo quiero contar a Mis Hermanas todavía… La Más Chica viene rompiendo la paciencia hace un año con que quiere sobrinitos y no quiero que me ponga nerviosa, ya tengo bastante con mi ansiedad…

Suena el timbre. Entra Mi Hermana La Más Chica. Cae el telón. O todavía no…

27 de enero de 2011

Cincuenta y dos.


Respiro hondo. Me imagino que va a salir con las preguntas que no quiero escuchar. Si estamos seguros, que nos conocemos hace poco, que cómo nos la vamos a arreglar, y blabla… o tal vez no. Sigue.

-Tal vez sea una pregunta boluda, o tal vez sea que estoy grande o soy de otra generación… pero…

-Si ya me imagino lo que vas a preguntar, pero… -dice G. Lo interrumpo.

-Dale, preguntá. –digo yo.

-¿No se van a CASAR antes???

Me quedé muda. Esa sí que no me la veía venir. ¿Casamiento? ¿Y eso con qué se come?

-¿Me estás hablando en serio? –pregunto.

-¡Claro!

-¡Pero Mamá! ¡Si fuiste vos la que me enseñaste bien clarito cuando yo tenía tres añitos que para tener hijitos no hacía falta casarse!!!

Resulta que cuando yo tenía un poco menos de tres añitos Mi Madre estaba con panza esperando a Mi Mermanita, La Del Medio. Y parece que yo un día le pregunté

–Mamá, ¿te casaste de nuevo con Papá que voy a tener un hermanito?

Entonces Mi Madre se tomó la molestia de explicarme que una cosa era casarse, y otra cosa era tener hijitos. Que para tener hijitos no hacía falta casarse, que venía el papá con la semillita y la ponía adentro de la mamá y de esa semillita iba creciendo un bebé adentro de la pancita de la mamá. Y entonces yo al día siguiente, en el jardín, le dije a la maestra

-Seño ¿Sabés que para tener hijitos no hace falta casarse?

Y por supuesto (imaginense que era en el año 81, con la represión y la censura) la seño horrorizada y preocupada la llamó a Mi Madre para contarle lo que yo había dicho. Horror.

25 de enero de 2011

Cincuenta y uno.


Día de la Madre. Arreglamos para cenar en la casa de Mi Madre porque mi hermana La Del Medio trabajaba hasta la tarde. Como corresponde (es inevitable) llego asquerosamente temprano. Siempre llego temprano a todos lados, incluso aunque no me lo proponga. Y aunque haga esfuerzos por llegar tarde no lo logro. No habíamos quedado un horario, pero a las nueve puntual estoy en la puerta con G. Entramos, saludamos a Mi Madre, a su perrito y a su gata. Mis hermanas todavía no habían llegado. Empezamos a hablar de la vida, del trabajo y demás boludeces mientras ayudo a mi Madre a armar una picadita. Servimos unas copas de vino y nos sentamos. En cuando se hace un silencio G. dice.

-Tenemos algo que contarte.

Y me mira. Me quedo paralizada. Te voy a matar –pienso… o digo, ya no se.

-¿Qué tenemos que contarle?? –pregunto anonadada.

-Dale, aprovechá ahora que no llegó tu hermana todavía…

-Ay, no me asusten, ¿Qué pasó? –pregunta Mi Madre.

-No, no te asustes… no es nada malo -dice él…

Yo me quedo muda. No sé por donde empezar. No es así como lo había imaginado…

-¿No estaría bueno que me preguntes si yo quiero…

-Me van a matar del susto –interrumpe Mi Madre- ¿Me dicen qué pasa?

Y no, así no era la idea. Lo miro fijo. Lo quiero matar, pero ahora no me queda otra. Voy a tener que hablar antes que Mi Madre muera de un paro cardíaco en el mismo puto Día de la Madre. Pero cómo empiezo…?

-Bueno… es que… Qué dejé de tomar pastillas…

-¿Cómo que dejaste… ? ¿Están pensando en tener un bebé?

-Sí, eso es lo que te estoy diciendo.

Me la quedo mirando para ver su reacción. Por un momento no dice nada. Está sorprendida, sonríe, se queda pensativa. Hasta que abre la boca...

-¿Les puedo hacer una pregunta?...

22 de enero de 2011

Cincuenta.


Mediados de Octubre.

Hace unos días que ando de mal humor. Triste, frustrada. No se si es porque se acerca el Día de la Madre, o peor aún mi cumpleaños número 32 y yo sin novedades, pero últimamente todo me molesta. Mi casa es demasiado chica, mis horarios son una mierda, los pacientes faltan y no avisan. Y encima la plata no sobra. Y quiero vacaciones. Estoy cansada. Pobre G. que me tiene que aguantar. No sé como hace, es un santo.

Me voy a visitar a Mi Amiga y a su beba que está enorme. Ya está cerca de los dos añitos y está cada día más linda. Habla cada vez más, tiene cada vez más dientes y está empezando a garabatear. Le llevo de regalo unos lápices para bebés. Son más gorditos que los lápices comunes y como triangulares, para que los puedan agarrar mejor con sus manitos pequeñas. Le encantan. Se pone a dibujar babaus* de todos los colores. Mientras merendamos, jugamos, nos sacamos fotos, hablo con mi amiga un poco de todo. De la vida, del trabajo, de los tiempos. Hasta que sale el tema y me pregunta

-¿Y? ¿Cómo andas con ese tema?

-Y… que se yo. Ansiosa. Trato de tomarmelo con calma pero no me sale. Encima ahora me entero que soy irregular y no se cómo carajo darme cuenta cuando estoy ovulando. Ni idea. Trato de no darme manija pero no es fácil…

-Pero relajate, me parece que lo estás pensando demasiado… si hace poco…

-Ya van a hacer seis meses…

-Pero vos sabes que puede demorar más y es normal.

-Si… yo sé. ¿Y vos? ¿Cómo fue?

-Yo la verdad es que ni me fijaba cuando estaba ovulando. Dejé de tomar las pastillas e hicimos la vida normal. Que se yo… lo hacíamos un par de veces por semana y a los pocos meses estaba embarazada. Ni lo pensamos.

-Qué suerte. Ojalá pudiera por una vez en mi vida hacer algo sin pensarlo tanto…

20 de enero de 2011

Cuarenta y nueve.

Sábado 09 de Octubre.

-Estás más tetona.

-¿Estás seguro? Debe ser esta remera que es más escotada. No te hagas la cabeza…

-¿No estarás…?

-Pero ¡si dio negativo!

-Bueno, el test se puede equivocar, no?

-No creo… ya me debe estar por venir.

Dicho y hecho. Me indispuse al día siguiente. Me levanté con unos dolores insoportables y un humorcito… Ahora entiendo el porqué de tanto mal humor. ¡Yo ya no quería esto! Y encima no hay Ibuprofeno que alcance… Mierda. Esta vez fueron casi 32 días. ¡Voy a tener que repensar los cálculos! ¿Cómo sé cuándo mierda estoy ovulando si no sé cuanto duran mis ciclos?

Soy irregular. La puta madre…

¿Y ahora?

    
         ¿Cómo sé cuando estoy ovulando si soy irregular?

18 de enero de 2011

Cuarenta y ocho.


Me levanté el Miércoles y todo seguía igual. Nada. Ni un dolor de cintura, ni una manchita. Saqué un test y lo hice. Lo dejé en el baño y me volví a la cama.

-¿Y? –Me preguntó G.

-Hay que esperar por lo menos cinco minutos.

Se lo notaba ansioso. Parece que esta vez era él el que se había hecho ilusiones. Un rato más tarde me levanté y volví al baño.

-¿Y? ¿Y??? -Preguntó desde la cama.

-Negativo…

Dije desde el baño. A mí no me sorprendió demasiado, pero G. tenía cara de triste.

-Mierda. Quería verte tetona y con panza…

-Habrá que seguir practicando…

Dije y me fui a tomar el maldito jarabe para la tos.

Pero pasó el Jueves, y el Viernes, y el Sábado y todo seguía igual. Ni noticias.

15 de enero de 2011

Cuarenta y siete.

Octubre de 2010

-¿Y? ¿Cómo te sentís?

Me preguntó G. unos días después.

-Normal… -le contesté- No siento nada raro, pero tenemos que esperar, me tendría que venir en unos días. El mes pasado me vino un miércoles y si tengo ciclos de 26 días éste mes me tendría que venir el lunes.

Pero los días pasaban y nada. Llegó el Viernes, y el Sábado, y el Domingo y nada.

-Qué raro, en general unos días antes ya empezás a sentirte un poco molesta, te duelen los ovarios y eso…

-Si, es cierto, pero habrá que esperar…

-Pero ¿Vos te sentís embarazada?

-No…. No sé!

Pasaron el Lunes y el Martes sin novedades.

-¿Qué hago? ¿Me hago un test?

-Y yo diría que si mañana no te viene te lo hagas… ya es el día 28 ¿No?

-Si… Pero no se, yo siempre fui irregular. Estos últimos meses parecía que me había regularizado, pero cuando no tomaba pastillas tenía ciclos de 26 y algunos de hasta 32…

-Pero ¿Te vas a quedar con la duda?

-No, tenés razón. Mañana si todo sigue igual me lo hago.

13 de enero de 2011

Cuarenta y seis.


Esta noche voy a cenar a la casa de Mi Madre. En esta semana venía pensando que tenía ganas de hablar con ella. Contarle. Tal vez estaría bueno charlarlo con ella, que me cuente un poco como le fue a ella, cómo hizo, qué le pasó, cómo tomó la decisión. Tal vez sea una idea mía que no le va a gustar la novedad, en el fondo capaz que la pone contenta pensar en nietitos. Y se ve que yo estoy con ganas de contarlo, de compartir la noticia con alguien. Con ella. Me imagino la charla. Lo peor que puede pasar es que me haga dudar. Que se ponga a buscarle los peros o me diga que es una decisión apresurada, que todavía no es momento. Puede pasar, mi vieja tiene sus días y si la agarro en uno malo puede que me amargue el momento. Pero también puede que se ponga muy contenta y se entusiasme, y que su entusiasmo me entusiasme a mí. Habrá que tantear un poco el terreno antes de soltar la noticia, ver cómo viene de ánimos. Ya hace casi seis meses que dejé de tomar las pastillas, tal vez ya sea momento de contarle. Y mejor, aprovecho que G. esta noche no puede venir y lo hablo tranquila, con tiempo. Pero mejor primero le pregunto.

-Mi amor, estaba pensando… ¿Te parece que da para contarle a mi mamá?

-Pero ¡si eras vos la que no quería contar!

-Bueno, pero ahora me dan ganas… ¿a vos que te parece? ¿Es una boludez?

-No… Es tu mamá, si tenés ganas contale, a mi no me molesta.


Ok, le voy a contar. Esta noche le cuento. –Pienso- mientras voy para allá. Y voy pensando la mejor manera de decirlo, me imagino la cena y la charla. Pero en cuando llego a su casa me encuentro con un imprevisto. Está Mi Hermana, la menor. La misma que me viene insistiendo hace un año con que quiere sobrinitos. Mejor hoy no digo nada.

11 de enero de 2011

Cuarenta y cinco.


Esa semana me empecé a sentir engripada. Estaba con mucha tos, y mocos, y los dolores de cabeza se empezaban a hacer cada vez más insoportables. No quería tomar antibióticos, por las dudas. ¿Y si estaba embarazada? Así que me la banqué unos días a puro Ibuprofeno. Pero la cosa se ponía peor. No paraba de toser y un día empecé a quedarme disfónica. Estaba harta del té con miel y los caramelos de miel. Fui hasta la farmacia y compré un jarabe para la tos. Volví a casa y estaba por tomármelo cuando se me ocurrió leer las contraindicaciones. Era solo un jarabe para la tos ¿Cómo me iba a hacer mal? Pero por las dudas...

Leí:

ADVERTENCIAS Y PRECAUCIONES
Contraindicaciones: Alergia conocida al Ambroxol – Intolerancia conocida al Sorbitol – Tres primeros meses del embarazo y lactancia.


Puta madre.

8 de enero de 2011

Cuarenta y cuatro.


Después de atender un paciente y antes de la reunión de equipo del Centro de Salud tenía un rato largo libre. El día estaba lindo y como siempre llevo un libro en la cartera decidí sentarme afuera, en un banco que hay en la entrada de la salita, a leer un rato. Me acomodé, saqué mi libro, y como estaba medio resfriada saqué un pañuelito de papel para sonarme la nariz. Y de golpe escucho un murmullo por allá. Me doy cuenta que alguien me está hablando. Levanto la vista para ver si es un colega…

-¿Vas a llorar?

Me pregunta un señor gordito, con anteojos grandes, algunas canas y vestido de jogging azul. Supuse que era un chiste y tuve la mala idea de responder.

-Es muy temprano para llorar.

-Es que yo lloro mucho –empezó- Cuando empiezo puedo estar dos o tres horas seguidas llorando. Me contratan de los funerales…

-Bueno, si al menos sirve para hacer plata… -dije, abriendo el libro para ver si entendía la indirecta… Pero no.

-Bueno, a veces voy igual, aunque no me paguen…

-Hay cosas más divertidas para hacer…

-¿Cómo qué? –preguntó.

-Bueno… Que se yo, leer un libro, mirar una película…

-O mamar…

¿Quéee? –pensé- pero no dije nada. Aunque supongo que mis cejas se elevaron inquisitivamente.

-Tomarse dos o tres vinos…

-Yo prefiero leer

Insistí, y puse mi libro delante de mis ojos, como para terminar la conversación. Traté de leer dos o tres párrafos pero no había caso. El caballero (si es que se lo puede llamar así) no se movió ni un milímetro. Sentía su presencia detrás de las hojas y no había chance de concentrarme. Leí ese párrafo como tres veces hasta que insistió con alguna pregunta que ya no recuerdo…

-¿Trabajás acá? ¿O sos paciente?

Le pregunté por las dudas, pero como venía la mano imaginaba que era uno de los pacientes de Hospital de Día. Aunque nunca se sabe…

-Trabajo… Y soy paciente. …Soy paciente…. Pero trabajo de tratar de levantarme a Las Psicólogas…

-¿Te conviene? Mirá que dicen que Las Psicólogas estamos todas locas…

Dije intentando apelar al humor, cada vez más incómoda…

-No soy casado… nunca me casé con ninguna…

-… ?

-Pero las embarazo

Me quedé muda. La cosa se estaba poniendo incómoda… Justo aparecieron dos compañeros del equipo y nos pusimos a hablar de una paciente… El “caballero” se quedó parado ahí, como esperando una respuesta y yo en otra, tratando de esquivarle la mirada hasta que se corrió un poquito y dijo

-Bueno chicas, las dejo hablar…

Pero no se fue muy lejos. Y seguía con la mirada clavada en nuestra dirección. Situación totalmente embarazosa. Al final el señor no estaba tan equivocado con el “las embarazo”. Tal vez estaba usando el otro sentido de la palabra…
Cuando mis compañeras se fueron me levanté y fui hacia la puerta, para intentar escabullirme. Pero estaba parado junto a la puerta de entrada, mirando.

-Me voy a trabajar…

Dije, como pretexto para escaparme de su mirada omnipresente.

-¿Trabajar? ¿Qué es eso? –dijo burlonamente.

-Ah! ¿No sabés? …Mejor averigualo.

Contesté, y me fui.

Si mi vida fuera una película, sería una dirigida por Almodóvar…

6 de enero de 2011

Cuarenta y tres.

Octubre de 2010

Después de un fin de semana bastante movido llegó el Lunes, que era el día D, ese que según todos los cálculos era el día en que supuestamente estaba ovulando. Los dos estábamos muertos después de un largo día de trabajo y él estaba todavía un poco dolorido.

-¿Qué hacemos? ¿Lo intentamos?

Le pregunté con un poco de vergüenza. Todavía me cuesta un poco hablarlo tan abiertamente y más aún cuando siento que estoy siendo insistente, cuándo se que él no tiene ganas. Pero ovulo una sola vez al mes y era justo ese día.

-Todavía me duele un poco… ¿Vos tenés ganas?

-No... dejá… probamos el mes próximo.

Le contesté un poco molesta. Sonaba como si me fuera a hacer el favor. Ya bastante mal me sentía de tener que insistirle sabiendo que no estaba en las mejores condiciones.

Apagué la luz, me abracé a la almohada e intenté dormirme. Pero no podía. No podía enojarme con él, no era su culpa estar lastimado…

Un rato más tarde más tarde me abrazó y empezó a besarme, a buscarme.

-¿Pero no te duele?

-No importa, no vamos a desperdiciar ese óvulo. Es solo una vez al mes…

Me dijo al oído mientras nos enroscábamos debajo de las sábanas. Un rato más tarde nos quedamos dormidos, abrazados y sonrientes.


4 de enero de 2011

Cuarenta y dos.


La mantita quedó por la mitad. En cuando me vino se me fueron las ganas de tejer tan rápidamente como llegaron. Ya habría tiempo para terminarla…

Por otro lado decidí dejar de tomar el Ácido Fólico de una vez por todas. Estaba harta de las nauseas y de hacerme la cabeza al pedo. A ver si este mes me lo podía tomar con más calma.

Me puse a buscar información otra vez, y G. tenía razón. En algunas páginas decían que era mejor hacerlo día por medio, y empezar desde el día diez del ciclo, en vez de sólo el día 13 y 14. La explicación es que la vida útil de un óvulo es como máximo 12 a 14 horas, mientras que un espermatozoide puede vivir hasta cinco días en el útero. Y así tenía sentido, mejor empezar unos días antes. Así que ese mes, cambio de planes. Empezamos el día nueve, con la intención de hacerlo día por medio hasta el día catorce por lo menos. Pero fue un fin de semana complicado. Fuimos al supermercado, caminamos, compramos macetas para nuestras plantas. Lavamos la ropa. Para cuando llegó el momento de volverlo a intentar estábamos muertos los dos. Había que hacerlo. Pero ¡qué feo es hacerlo sin ganas! Decidimos postergarlo hasta la mañana siguiente y nos fuimos a dormir abrazaditos. El domingo a la mañana nos despertamos con más ganas y volvimos a intentarlo. Después nos quedamos acostados en la cama, abrazándonos un buen rato.

-Che, me duele… me parece que me mordiste…

Me dijo, señalándose ahí.

-¿En serio? No me di cuenta…

Dije, mientras miraba donde me señalaba y vi que tenía razón. Estaba un poco lastimado. ¡Qué mal momento para lastimarse! Justo que mañana estoy ovulando…

1 de enero de 2011

Cuarenta y uno.


¿Lo hago o no lo hago? Hacerlo es al pedo… pero ¿Me voy a quedar con la duda? Mierda, lo hago y listo. Así que abrí el sobrecito, puse todo donde lo tenía que poner… y salí del baño. No podía soportar la espera ahí, mirándolo fijo para ver qué pasaba. Salí del baño y traté de abstraerme, de pensar en otra cosa, pero no hubo caso. Entró al baño G. Y yo iba y venía por la casa. Iba y venía. Parecía que iba a dejar un surco bajo mis pies. Pero había que esperar.

Pasaron unos minutos y él seguía adentro del baño. Debía estar leyendo el diario con su telefonito como siempre hace, o colgado con el twitter. El silencio que venía desde adentro me ponía cada vez más ansiosa.

Hasta que no aguanté más… me acerqué a la puerta del baño y dije

-¿Y? ¿No me vas a decir nada??

-Ah… Esperá… a ver…


-Es una rayita… ¿Qué quiere decir?

-Negativo.

Dije, totalmente frustrada. Y me fui a la cama de mal humor. Si esto seguía así mucho tiempo iban a ser meses largos. Y duros…