31 de mayo de 2011

Noventa y ocho.


14 de Abril de 2011.
Suena el teléfono. Atiendo.

-Hola ¿amor?

-¡Hola! ¿Cómo va?

-Bien. Me acaba de llamar mi Hermana para decirme que viene mi Hermano a Buenos Aires y quieren que cenemos juntos. ¿Te parece que vengan a casa hoy?

-Si, no hay drama… pero… ¿Les vas a contar algo?

-No, dijimos que hasta los tres meses no…

-Mmmm… espero poder aguantarme… sabes que me cuesta ocultar las cosas, se me nota en la cara…

-Bueno, vos poné cara de póker…

-Ok. Lo voy a intentar…

Corto y me pongo a preparar la cena. Algo fácil, no tengo ganas de cocinar. Preparo comida mexicana. Guacamole y unas fajitas pollo. Llega Mi Cuñada. Nos sentamos a la mesa mientras esperamos que llegue Mi cuñado.

-Traje una cerveza –dice Mi Cuñada- ¿Querés?

-No, gracias. Estoy tomando agua.

Le contesto y me mira raro. Siempre tomo una cerveza con ella. No digo nada. Llega Mi Cuñado y mientras intento controlar mis náuseas sirvo la comida. Cenamos. Charlamos. Mi Cuñada cuenta…

-El otro día con las chicas del trabajo fuimos a una bruja…

-¡Qué divertido! ¿Qué te dijo? –le pregunto.

-Habló sobre cuestiones de salud de la familia, me dijo que al amor de mi vida ya lo conocía y que iba a volver con él…

-No, ¡otra vez no!

-Si… y además dijo que para fin de este año ¡¡se agranda la familia!!!

Dice y lo mira a Mi Cuñado… Yo hago silencio y practico mi mejor cara de póker.

-A mí no me mires, yo tengo dos y ya cerramos la fábrica!

Contesta mi cuñado.

-Por acá sin novedades.

Dice G. Yo hago silencio. Seguimos cenando como si nada hubiera pasado…

28 de mayo de 2011

Noventa y siete.



Mientras tanto las náuseas seguían, yo seguía tomando el Acido Fólico y G. se ponía cada vez más cuida. Me preguntaba a cada rato cómo me sentía, se enojaba si los gatos se subían arriba de mi panza y no me dejaba hacer ningún esfuerzo, menos que menos ir al gimnasio. Se había tomado la costumbre de hablarle a mi panza todas las noches y de leer cuánta página sobre el embarazo se le cruzara por el camino (y yo también, obvio). Hasta se había bajado una aplicación para su Iphone, dónde contaban sobre el embarazo semana a semana, con dibujitos y todo.

Según ese aparatejo estabamos en la Sexta semana de embarazo. Porque parece que ahora el embarazo se calcula desde la fecha de la última menstruación, para unificar criterios. (Cosa que me parece bastante pelotuda, si me preguntan ¿Cómo van a decir que la primer semana del embarazo es la última menstruación? ¡Es absolutamente ilógico!).

Y la fecha probable de parto se calculaba para principios de diciembre.

Esto es lo que decía para la sexta semana de embarazo.





Talla del Bebé
0.6 cm
semilla de manzana
Peso del Bebé
menos que 1.1 g



Bebé
Tu bebé está creciendo rápidamente y se triplicará en tamaño esta semana. Los rasgos faciales básicos como ojos y oídos se están desarrollando y el surco neural se habrá cerrado ya. El pequeño corazón empieza a bombear sangre.

A lo largo de la línea media, 40 bloques pequeños de tejido están en desarrollo y eventualmente se convertirán en la columna vertebral, las costillas y los músculos de la espalda de tu bebé.

Cuerpo
A principios del primer trimestre es difícil notar un gran cambio en tu peso o tamaño de la cintura. Algunas mujeres empiezan a experimentar náuseas matutinas, esto es común desde la sexta semana hasta el segundo trimestre. También puedes sentirte más temperamental y emocional de lo habitual debido a la fluctuación de los niveles de las hormonas.

Actividades de esta semana
- Empieza a preparar una lista de preguntas para tu médico o partera.
- Reúne información sobre tu historial médico familiar para ayudar al médico a determinar si hay anomalías genéticas o enfermedades crónicas que sean motivo de preocupación.

Consejo de Salud
¿Cuánta cafeína puedes consumir? Debido a que la cafeína puede atravesar la placenta y evitar cierta absorción de calcio, muchos médicos recomiendan regular y reducir su consumo hasta a unos 300 mg de cafeína al día (aproximadamente una taza de café o té). Si eres una amante del té y tratas de concebir, considera la posibilidad de consumir menos té verde durante tres meses pues disminuye la eficacia del ácido fólico, esencial para la prevención de defectos del tubo neural en el primer mes del desarrollo del bebé. También, toma precauciones con los tés herbales ya que algunos contienen ingredientes que pueden estimular el útero e inducir un aborto involuntario. Consume únicamente tés en base a jengibre, tila, menta, cebada tostada, rosa mosqueta y tomillo. Evita tés hechos con sello dorado, cohosh negro o azul, efedra, dong quai, matricaria, enebro, poleo, hierba de San Juan, romero o tuya.

26 de mayo de 2011

Noventa y seis.


11 de Abril de 2011.

Ya era hora de ponerme a buscar un Obstetra. Casi urgente. Me senté con la cartilla de Osde en una mano mientras con la otra buscaba un mail que me había mandado hace un tiempo Amanda. Ella es Ginecóloga y hace un tiempo le había pedido que me recomiendo unos cuántos médicos para reemplazar a mi Ginecóloga, y que de paso fueran obstetras. Todavía no había tenido tiempo de llamar a ninguno, y por ahora tampoco ninguna urgencia.

Pero todo cambia…

Encontré el mail y vi que me había recomendado no uno, sino cuatro obstetras que atendían por mi prepaga y mi plan. Genial. Me puse a buscarlos en la cartilla.

Descarté los dos primeros porque tenían consultorio en Caballito. Viviendo en Palermo y sin auto, Caballito es el barrio más trasmano del mundo. Y al Obstetra iba a tener que ir seguido. Descartados entonces.

Los otros dos tenían consultorios en Belgrano y Nuñez. Barrios bastante más accesibles, ya que están a un par de estaciones de subte de mi casa.

Llamé a la primera, la Dra. P.
Una vez que logré comunicarme, me atendió su secretaria, bastante amable. Le expliqué que quería pedir un turno para una primera consulta, le di todos mis datos y me ofreció un horario, que no me servía. Charlamos un rato de mis horarios disponibles y de los de la Dra, hasta que encontramos un horario medianamente posible. Los miércoles en un hueco de dos horas entre paciente y paciente.

-Ok, el miércoles a las 16.00 entonces

-Perfecto.

-Te hago una pregunta nomás, por saber. ¿La Dra. es puntual? Porque yo tengo que estar trabajando a las 18.00…

-Y… mirá… algo de demora tiene…

-Algo… ¿Cuánto?

-Y… por lo menos dos horas.

-¿DOS HORAS? ¿Por lo menos?

-Si…

-No, olvidate. Borrame el turno. Debe ser muy buena Dra. pero no creo que mi salud mental lo resista. Me pone muy nerviosa que me hagan esperar tanto.

-Ok…

-Gracias. Menos mal que me avisaste.

Dije y corté. ¿Estamos todos locos? Dos horas de espera “por lo menos”. Ni loca. No sería capaz de tolerarlo. Cambié de página y me puse a buscar a la siguiente, La Dra T. Pero llamé y llamé y llamé y nadie me atendió. No hubo caso. Nunca conseguí comunicarme, a pesar que llamé varios días diferentes y en horarios diferentes.

Finalmente llamé al Dr. S., el que me había recomendado mi Ginecóloga. No le tenía demasiada fe, pero quedaba cerca y a algún médico tenía que ver, al menos mientras conseguía uno como la gente. Llamé y me dieron tuno enseguida, para la semana siguiente.

-Te tengo que dar turno para el jueves Santo, porque después el Dr. tiene un viaje y no vuelve hasta el 10 de Mayo.

-¿Hasta el 10 de Mayo? Pero falta como un mes… Bueno, dame el turno igual, por las dudas…

Al día siguiente lo hablé con una compañera del hospital, y ella me recomendó a su Obstetra, que según ella era un genio.

-Te va a caer bárbaro, y tiene el consultorio por Barrio Norte.

Anoté el número y en cuanto llegué me comuniqué con la secretaria.

-Hola, llamaba para pedir un turno con el Dr. F. 

-¿Para que especialidad?

-Para Obstetricia.

-¿Es por un embarazo?

-Si.

-No, el Dr. No atiende más Obstetricia, solo patología mamaria… Estamos derivando los pacientes de obstericia al Dr. G.

-Ok, gracias.

Dije, anoté el número y corté. ¡Qué complicado! Pero no me iba a desanimar tan fácil. Marqué el número del Dr. G.

-Hola, llamaba para pedir un turno con el Dr. G.

-Es primera vez?

-Si.

-Te puedo dar un turno para el 10 de Mayo.

-¿Antes no tenés nada?

-Nada.

-Ok, dame el turno por las dudas. ¿Dónde es el consultorio?

-En Microcentro.

Le dí las gracias, agendé el turno y corté, no muy convencida.

Parece que no era tan fácil conseguir un Obstetra…

24 de mayo de 2011

Noventa y cinco.


11 de Abril de 2011.

Ese mismo día llamé al laboratorio para averiguar por el análisis de sangre.

-Tenés que venir con 8 hs. de ayuno, no hace falta turno, aunque si querés ya te lo doy para que no tengas que esperar.

-Si, mejor. Odio esperar.

-Bueno, perfecto. Vení mañana a las 8.00. Lo único que te aviso es que no damos resultados urgente. Demoran 48 horas.

-Sí, no hay problema. Gracias.

Le dije y corté. Me quedé tranquila pensado que no soy la única ansiosa, si me dicen eso es porque deben estar hartos de que la gente que se hace los estudios llame cada 5 minutos para ver si ya están los resultados. Pero yo estaba tranquila, ya sabía que era positivo, solo quería verificar que estuviera todo bien.

A la mañana siguiente G. me acompañó al laboratorio para que me sacaran sangre. Odio que me saquen sangre. Bah, odio que me pinchen en general. Pero no queda otra. Por suerte me atendieron bastante rápido y pude irme a desayunar. El ayuno no me ayudaba con las náuseas.

A los dos días fuimos a buscar los resultados. Entramos al laboratorio y salimos a los minutos con el sobrecito cerrado en las manos. Me puse a caminar para el lado de casa, estábamos a solo tres cuadras. A los tres pasos G. me dice:

-¿No lo vas a abrir?

-¿Ya? Pensaba verlo en casa, tranquilos.

-Dale, abrilo. Quiero ver qué dice!

-Ok. Tomá, abrilo. –digo mientras le paso el sobre.

-¡No embarazo! ¡Dice `No embarazo´!

casi grita, mientras se le desfigura la cara.

-A ver… -le saco el papel de la mano –Ves, por esto quería esperar a casa y leerlo tranquilos. ¡Lees cualquier cosa!! ¡Por apurado! Mirá, dice GONADOTROFINAS CORIÓNICAS CUANTITATIVAS 37900. No embarazo, hasta 5.0

-…

-¿Entendés? Hasta 5 es No Embarazo. Me dio 37900.

-Ah… entonces?

-Entonces estoy un poquito embarazada.

21 de mayo de 2011

Noventa y cuatro.


11 de Abril de 2011.

-¿Consultorio?

¿Porqué será que las secretarias cuando atienden el teléfono lo hacen en tono de pregunta?

-Si, hola. Yo te llamé la semana pasada…

-…

-Quería ver si puedo pasar hoy a buscar unas ordenes para unos estudios, es que estoy embarazada y…

-¿Ya te hiciste algun test?

-Si, me dio positivo, pero quería ver si me tengo que hacer otros estudios o cómo sigo…

-Bueno, dejame ver… tengo turno para la semana que viene…

-No, no… a ver... Yo no necesito un turno, quiero hacerme los estudios lo antes posible para ver que esté todo bien, me alcanza con que me de las órdenes…

-Pero la doctora te tiene que ver…

 ¿Para qué carajo? –pensé- si me va a hacer dos o tres preguntas pelotudas…

-Bueno, y no puedo pasar hoy? Así no esperamos tanto…

-A ver…. Mmmm…. Bueno, venite a las 4 de la tarde…

-Ok. Gracias.

Me armé de paciencia. Llegué a las cuatro de la tarde y esperé, esperé y esperé. Esta vez era yo la que iba sin turno, así que nada de quejarse y mañosear. Esperé todavía un poco más hasta que la Dra. B. me llamó. Pasé al consultorio.

-¿Cómo estás?

-Bien… creo que estoy embarazada.

-¡Felicitaciones! ¿Cuándo fue tu última menstruación? (Esta fue la primera vez que escuché esa pregunta, que luego iba a volver a escuchar millones de veces, casi como un mantra)

-El 28 de Febrero…

-A ver… entonces estás de… ¡5 semanas de embarazo!

-Si, acá le traje los estudios que habíamos mandado a hacer la última vez. Creo que está todo bien, salvo la progesterona, pero supongo que ya debía de estar embarazada cuando lo hice…

-A ver… sí, la progesterona está aumentada, pero es normal en el embarazo… Bueno ¿Estás tomando el ácido fólico?

Y dale con el ácido fólico! Que hinchapelotas!

-Si, en cuanto vi el positivo lo empecé a tomar de vuelta. ¿Y ahora cómo se sigue? ¿Hay que hacer más estudios, ecografía?

-Te voy a mandar a hacer el dosaje de hormona en sangre, para ver qué esté todo bien. Para ecografía es demasiado pronto, todavía no se ve nada. Hay que hacerlo a partir de la semana 8. Y te voy a recomendar con el Dr. S., un Obstetra que tiene el consultorio acá a unas cuadras. Cuando tengas el estudio se lo llevás directamente a él.

-Ok.

-Y ahora cuidate, eh? Descansá bien, comé bien, y sobre todo, tratá de estar tranquila, no mires los noticieros ni nada que te ponga nerviosa…

-Está bien. Gracias.

Le dije y me fui, pensando qué simpática esta Doctora, cómo le  gusta decir tonterías. Tendría que haber sido pediatra más que Ginecóloga. No tenía sentido que le explicara que si estaba tranquila no era yo. Que yo era Mañosa, ansiosa y obsesiva y que estar tranquila iba a ser casi un milagro…

19 de mayo de 2011

Noventa y tres.


Primeros días de Abril de 2011.

Lo más razonable era esperar. Ya estaba segura que estaba embarazada. Seguía sin indicios de la menstruación y con todos los síntomas, más el resultado positivo, no podía ser otra cosa. ¿Para qué apurarse entonces? Además todavía tenía tantas dudas, que mejor esperar y ver si las ideas se me acomodaban un poco. Lo que me tenía un poco preocupada eran mis náuseas. Intuitivamente las náuseas me sacaban las ganas de comer. Tenía la sensación de que cualquier cosa que comiera solo las iba a empeorar. Pero además de náuseas tenía hambre ¡mucha hambre! Así que el ayuno no iba a ser posible. Cómo ya era mi costumbre (y al no haber otro médico cerca) consulté con Dr. Google. Le pregunté:

¿Cómo evitar las náuseas en el embarazo?
Y me puse a leer, leer y leer. Leí muchas pelotudeces sin sentido, como casi siempre que uno busca alguna respuesta por internet, pero entre todo eso encontré algunos datos interesantes.

  • Primero, que las náuseas son causadas por la hormona coriónica, hormona específica del embarazo que genera lo que más adelante va a ser la placenta del bebé y por lo tanto son normales, y hasta son un buen signo de que el bebé está bien implantado.

  • Segundo, que se recomienda hacer muchas comidas al día en pequeñas cantidades. En contra de lo que uno intuitivamente supone, el estómago vacío favorece las náuseas.

  • Tercero, en algunos casos puede ser recomendable comer algo salado.

  • Cuarto (y lo que me resultó más útil) No levantarse de la cama bruscamente. Hacer movimientos suaves, y preferiblemente comer alguna galleta salada o frutos secos y luego permanecer acostada durante unos minutos antes de levantarse.

  • Por último, evitar los alimentos muy grasosos o muy condimentados.

Empecé a probar diferentes cosas, pero lo que más me resultó fue comer a cada rato, tener siempre algo salado en la cartera y no levantarme de golpe. No se me fueron las náuseas, pero se hicieron más tolerables.

Por suerte, dicen que esto es solo hasta el tercer mes! ¡Esperemos que así sea!

17 de mayo de 2011

Complicada.

Estoy un poco complicada con mis horarios y con líos varios en la cabeza que no me están permitiendo sentarme a escribir como quisiera. Les pido que me tengan paciencia, que en cuanto pueda me siento a escribir para ponerme al día lo antes posible.

Mientras tanto quería dejarles la siguiente propuesta

Me sobraron
  • 6 test de ovulación.
  • 1 test de embarazo
  • unas cuantas pastillas de ácido fólico
  • otras tantas de Maca. (Todavía no se si sirve de algo, yo dejé de tomarla antes que quedar embarazada)
Si a alguien le interesa la idea es regalarselo.

Obviamente tiene que ser alguien que viva por acá cerca (Capital Federal, Buenos Aires) o cerca de donde trabajo (zona Sur) para que pueda pasarlo a buscar.
¿Las condiciones? 
Escribanme un mail a soymaniosa@gmail.com pidiendomelo, y preferiblemente invitandome a tomar un cafecito (o té ;) )

Todavía no se si va a ser por sorteo o por orden de llegada, o si voy a elegir a quien me caiga más simpático. No pretendo ser justa ni imparcial, así que no se quejen. (Y dudo que me lleguen montones de mails, es probable que no llegue ni uno).

Si alguna está buscando, tiene ganas de juntarse a tomar un café conmigo y charlar un rato y llevarse esto que ya no necesito, bienvenida.

Les mando un beso!

14 de mayo de 2011

Noventa y dos.


Primeros días de Abril de 2011.

Pasó el fin de semana, y las náuseas seguían ahí, firmes como rulo de estatua. No había manera de que me olvidara al menos por un rato de que estaba embarazada. Por momentos me sentía un poco mejor, de a ratos sentía que estaba al borde del vómito. No tenía ni la menor idea de cómo controlarlas. Llamé al consultorio de La Ginecóloga, pero no me atendía nadie.

Recordé que alguna vez había leído en un blog de una chica que estaba embarazada, que comer chicles de menta la ayudaba con las náuseas. Ese lunes cuando salí a trabajar compré un paquete de chicles de menta. Y mastiqué uno tras otro hasta terminar el paquete, pero no me hicieron ni cosquillas. Viajar en colectivo se hacía complicado, en tren bastante peor. Encima no me dejaban el asiento ni por casualidad. ¡Claro! ¡Si no se me veía la panza todavía! Iba a tener que empezar a salir todas las mañanas con un almohadón.

Esa tarde volví a llamar al consultorio de La Ginecóloga y finalmente me pude comunicar.

-Consultorio.

-Hola, quería pedir un turno con la Dra. B… es un poco urgente, me acabo de enterar que estoy embarazada y todavía no me hice ningún estudio…

-La Dra. B. No está esta semana… vuelve la semana que viene… -me interrumpió la secretaria.

-¿En serio? Uh… Bueno, en realidad no necesito un turno, pero estaría bueno si me puede hacer las órdenes para los estudios y la veo después cuando tenga los resultados… ¿Podré pasar el lunes próximo? Así no tengo que esperar tanto…

-¿Vos suponés que estás embarazada? ¿Estás con un atraso?

-No, yo que estoy embarazada. Tenía un atraso y me hice el test. Y me dio positivo…

-Ah… bueno. Llamame el lunes y vemos…

-Ok…

Puta madre… ¿Justo ahora se tenía que ir? ¿Espero hasta el lunes o me voy a una guardia? ¿Qué hago? ¿No es exagerado ir a una guardia como si fuera una emergencia, solo porque quiero saber?

Noventa y uno.


Primeros días de Abril de 2011.

A partir de ese momento las náuseas se hicieron una constante en mi vida. Me levantaba a la mañana con náuseas, me iba a dormir con el estómago revuelto. A esto se le sumaban algunos mareos. Y la acidez. Ya me daba miedo comer o tomar cualquier cosa. El café, que fue siempre mi peor vicio, empezaba a caerme mal. Y por primera vez en la vida no me daba ganas. El Té, que siempre me había parecido una bebida de enfermos (Mi Madre siempre me hacía un tecito cuando estaba engripada, supongo que por eso nunca le tomé cariño) empezaba a caerme de lo más simpático. ¿Quién lo hubiera creído? ¡Yo tomando té!

El sábado pasó y no sentí necesario volver a hacerme el test. Ya no quedaban dudas, tenía todos lo síntomas. Me sentía embarazada. Era una sensación rara y todavía muy ambigua. Sabía que en algún momento iba a estar feliz, pero por ahora solo estaba muy preocupada. No había podido pedir turno con La Ginecóloga, todavía no tenía Obstetra, y no sabía qué iba a pasar con mi trabajo. No podía dejar de pensar. Pero ya estaba decido. Mi cuerpo lo había decidido por mí. Todavía no terminaba de entender cuándo había pasado. ¿Había ovulado antes? ¿O después?

¿Tenía que ir a una guardia? ¿O esperaba al lunes y lo hablaba con La Ginecóloga?

La cabeza no paraba de pensar y pensar. Daba vueltas en redondo y volvía siempre a lo mismo.

-No deberíamos contar nada por ahora.

Le dije a G.

-Como vos quieras. Tenés razón, todavía es muy pronto.

-Al menos hasta que sepamos que está todo bien. Hasta que hagamos una ecografía. O hasta los tres meses, no sé…

-¿Porqué hasta los tres meses?

-Es que hasta los tres meses es más complicado y hay más probabilidades de que algo no salga bien… eso dicen…

-¡No digas eso! Va a estar todo bien. No seas mala onda.

-No soy mala onda. Soy realista.

-Me vas a hacer enojar.

10 de mayo de 2011

Noventa.


Primero de Abril de 2011.

No me pregunten qué cenamos esa noche, ni quien cocinó, ni cómo hicimos para dormirnos, porque simplemente no lo recuerdo. Esa noche es una gran nebulosa. Solo recuerdo que seguimos hablando y hablando del tema. Pensando y dándole vueltas al asunto. Pero ya estaba hecho. Mi cuerpo ya lo había decidido por los dos. G. estaba feliz. Yo tenía mis dudas. O no terminaba de creérmelo. Todavía quedaba un test de embarazo en mi cajón.

-¿Y si volvemos a hacerlo?

Le pregunté. Aunque sabía que no habían falsos positivos, todavía quería creer que podía ser un error.

-¿Para qué?

-Y, no sé… Por las dudas.

-Es medio al pedo, si sabés que no hay falsos positivos.

-Pero por la dudas. Tal vez el sábado lo vuelvo a intentar.

A ver si me convenzo de que es verdad –me hubiera faltado decir –a ver si me la creo de una vez. Pero no hizo falta. Al día siguiente me levanté con náuseas. Tenía un día largo por delante. A la mañana a la facultad, después toda la tarde a trabajar en el conurbano. Y me levanté agotada. Me sentía pesada, hinchada como un sapo y con el estómago revuelto a más no poder. Desayuné como pude y salí. No puede ser que ya tenga náuseas. Me acabo de enterar –me decía – debe ser pura sugestión.

Pero el día siguió y las náuseas seguían insistiendo. Tanto que tuve miedo de almorzar. No quería vomitar en el camino. Pero el hambre no ayudaba. Comí algo livianito de camino y seguí mi día. La cabeza me daba vueltas, no podía dejar de pensar en lo que estaba pasando. Tendría que llamar a Mi Ginecóloga para pedir un turno urgente. O al menos para que me haga las órdenes para los estudios. Y voy a tener que buscar un Obstetra urgente. Pero no tenía ni un minuto. Llegué al consultorio como pude, y atendí un paciente tras otro, hasta que se hizo la hora de volver. Ya era casi de noche y me faltaba todavía un largo viaje en tren y subte. Nada mejor para las náuseas.

Me subí al tren y me senté, en uno de esos asientos que están enfrentados a los otros. Por suerte a esa hora el tren que va a capital está casi vacío, porque viajar parada hubiera sido una tortura. Arrancó y una o dos estaciones más adelante empezó a sacudirse. Para un lado y para el otro. Paraunladoyparaelotro. Puta madre. El mundo se me movía. Apoye mi mano contra la pared para tratar de mantenerme quieta. O de no sacudirme más que el mismo tren. Me mareaba. La chica que estaba sentada enfrente mío, unos asientos más atrás me miraba raro. Una estación más adelante se levantó para bajar, y cuando pasó por delante de mí me preguntó:

-¿Te sentís bien?

-Si, estoy un poco mareada nomás. Gracias.

Puta madre, pensé. Tan blanca debo estar, ¿Tanto se me nota?

7 de mayo de 2011

Ochenta y nueve.


31 de Marzo de 2011.

Me quedé ahí parada unos segundos, mirando la tirita y tratando de recuperar el aire. Mientras mis rodillas amenazaban con no sostenerme demasiado tiempo parada, agarré la tirita con una mano, el sobrecito con la otra y me acerqué a la habitación. Le alcancé a G. el reactivo con las dos rayitas rosas sin poder articular palabra.

-¿Y esto qué significa?

-¿Me estás cargando? No es el primer test que hacemos, ¿Todavía no sabés lo que significan las dos rayitas?

Le dije mientras con la otra mano le alcanzaba el sobrecito, que tenía las indicaciones. Una linea: negativo, Dos líneas: positivo. Más simple imposible. Lo miró, miró el test, me miró. Abrió la boca, mientras una lágrima se asomaba con ganas de tirarse.

-Entonces… ¿Estás…?

-Parece que Si.

Dije mientras me apoyaba contra el placard y me dejaba caer al piso. Ya las piernas no me sostenían.

-La puta madre. Siempre pensé que cuando viera el positivo iba a ser el momento más feliz de mi vida… y ¿Justo ahora tenía que ser? ¿Y ahora qué hago?

-¿Cómo qué hago?

-Y si, ahora con el trabajo, no es el mejor momento… ¿Cómo nos vamos a arreglar? Nos vamos a tener que mudar, y…

-Estás embarazada. No lo puedo creer.

-Puta madre. Justo ahora.

-Vení. Callate.

Dijo, mientras me abrazaba, apoyó su cabeza en mi panza y se puso a llorar. Yo seguía estupefacta. Sin poder creerlo. Tanto había esperado este momento y ahora llegaba, cuando menos lo esperaba, ¡Cuando ni siquiera sabía si lo quería! Y en mi cabeza estaba todo mezclado. Estaba enojada conmigo misma por no estar feliz, como hubiera tenido que estar. Como lo había imaginado tantas veces. Y a la vez parecía que mil kilos de peso se me caían sobre la cabeza. ¿Cómo voy a hacer para trabajar? ¿De qué vamos a vivir? ¿Dónde? ¿Cómo nos vamos a mudar? ¿Vamos a poder comprar pañales? ¿Y la niñera? ¿Y el jardín? No podía parar de pensar, y me faltaba el aire, y…

-Papá te quiere…

Dijo, balbuceando contra mi panza. Y una lagrimita se me escapó a mi también…

5 de mayo de 2011

Ochenta y ocho.


31 de Marzo de 2011.

Agarré el test y me fui al baño. Por primera vez en estos meses esa vez quería ver una sola rayita y quedarme tranquila. Puede ser, es totalmente normal que algunos meses demore un poco más en venirme. Me lo hago y me quedo tranquila –me decía como para convencerme.
Hice pis en el tarrito, tratando de no mearme las manos. Lo puse sobre la bacha, abrí el sobrecito y saqué la tirita del reactivo. Negativo, negativo, negativo –Pensaba.  La sumergí en el líquido y observé como el líquido subía por el reactivo y color rosado iba apareciendo. Ahora la apoyo acá y espero 5 minutos –pensaba mientras la apoyaba. Pero no tuve ni tiempo de esperar.

De golpe y porrazo en pocos segundos me encontré con esto.



Y me quedé sin palabras.

3 de mayo de 2011

Ochenta y siete.


Fines de Marzo de 2011.

Tal como se habían dado las cosas ese mes, no tenía muchas esperanzas de estar embarazada. Y la verdad en ese momento tampoco ganas. Había decido comprar una caja de pastillas en cuanto me viniera para empezar a cuidarme, al menos por un par de meses hasta que se estabilizara un poco lo laboral. Solo faltaba que me viniera. Tenía todos los síntomas. Un poco de dolor de cintura, estaba bastante hinchada y las tetas habían empezado a dolerme un poco. La cuenta no era difícil. El mes pasado me había venido el 28, el último día del mes. Si tenía en cuenta que me venía entre 24 y 32 días tenía que ser en cualquier momento. El 24 había pasado y sin novedades. El 25 y el 26 también. Pasó el 28 y el 29 y ya empezaba a preocuparme. Seguía hinchada pero nada. Ni una gotita rosadita. Sin novedades. Sería uno de esos meses de 31 o 32 días –pensé, y no le dí mucha más importancia. Seguí mi vida normal. Por las dudas no compré las pastillas. Estaba esperando que me viniera, no podía empezar a tomarlas antes.
Pero llegó el 30 de Marzo y seguía sin noticias. Si hoy es 30 de Marzo ya pasaron 31 días –pensaba- y en general uno o dos días antes empiezo con algunas manchitas… y todavía nada. No quedaba otra que seguir esperando. El 31 de Marzo me levanté más hinchada que de costumbre. Fui al baño esperando encontrarme con las buenas noticias, pero otra vez… nada. Ni una manchita.
Empezaba a ponerme nerviosa. No puede ser, no puede ser, no puede ser. Debería hacerme un test –pensaba- pero no es un buen momento. Tengo que ir al hospital y después al consultorio. Mejor pongo la cabeza en eso –me decía, haciéndome la tonta. Pero en el fondo no podía dejar de pensar en eso. Estaba preocupada. ¿Podrá ser que justo ahora, cuándo no sé si quiero…?

Esa tarde, cuando G. volvió del trabajo y yo terminé con el consultorio me preguntó:

-¿Y? ¿No te vino, no?

-No…

-¿Vamos a hablar del elefante que hay en la habitación o te vas a seguir haciendo la tonta?

-¿Me tendría que hacer un test, no?

-Y si…

-Si, lo vengo pensando. Pero esta vez no se si quiero que de positivo y no quiero hacérmelo a las apuradas a la mañana y después salir corriendo a trabajar sin darme tiempo a reaccionar si…

-¿Porqué no te lo hacés ahora?

-Tenés razón. Me lo hago ahora.

Dije, mientras sacaba una tirita del cajón de mi mesa de luz y me iba al baño…