30 de diciembre de 2010

Cuarenta.

Cuando llegué a lo de mi hermana para la cena de Roshashaná estaba tan cansada que apenas podía tenerme en pie. Por supuesto que no quise tomar vino y la excusa de que tenía sueño me vino como anillo al dedo. Y ni hablar cuando mi hermana me ofreció una pitada de lo que estaban fumando después de cenar. –No, gracias –dije y pasé de largo. Por las dudas.

-Qué pálida estás!

Dijo mi vieja y me quedé pensando –mierda, pero si estuve todo el domingo al sol ¿Qué me pasa? Y cómo si eso fuera poco, cuando volvíamos para casa, G. me preguntó

-¿Te vas a hacer un test?

-¿Un test? Pero si estoy indispuesta…

-Ah, ¿Te vino?

-Si te lo dije esta mañana…

-Pensé que tal vez estabas con pérdidas…


Mierda, como si me hicieran falta más dudas. ¿Qué hago? ¿Me hago un test o no? En el fondo sabía que era totalmente al pedo… pero ¿Qué podía perder? Había comprado dos… Y me sentía tan rara…

Llegué a casa casi haciéndome pis encima. No había querido hacer en lo de mi hermana porque para los test recomiendan retención de tres horas. Tremenda tarada. Entré corriendo al baño, saqué la cajita del test… y empecé a dudar otra vez.


28 de diciembre de 2010

Treinta y nueve.


Miércoles 8 de Septiembre.

Me levanté temprano y lo primero que hice fue ir al baño. Pero lo que ayer eran manchitas hoy empezaba a tener otro aspecto. Era más intenso y acompañado de esos horribles dolores en la cintura que me torturan cada vez que me viene, al menos el primer día. Fuck. Definitivamente no estaba embarazada. Tomé un Ibuprofeno con el desayuno y empecé el día con ganas de nada y un poco bajoneada. Estaba molesta con mi cuerpo, con esos dolores que ya no quería tener. Y lo peor de todo es que estaba muy desilusionada. Había tratado de evitarlo pero no había funcionado, me estaba haciendo ilusiones que no eran. ¿Y porqué tendría el estómago revuelto? ¿Sería el maldito ácido fólico otra vez? Esas pastillitas de mierda… no hay caso.
Hice un esfuerzo enorme por irme a trabajar, cuando lo único que quería era quedarme en la cama. Encima era un día de esos largos, de reuniones de equipo, cursos, jornadas y pacientes, viajando de acá para allá. Y para peor había que volver y poner buena cara en la cena de Roshashaná.

Estuve todo el día tratando de pensar en otra cosa, pero no fue fácil. Mis ovarios estuvieron todo el día presentes. Molestando y haciéndome doler, como para que no me olvidara. Parecía que el Ibuprofeno no hacía efecto. A media mañana tomé una segunda pastilla, y más tarde otra. Una compañera del equipo me dijo –Qué cara de cansada tenés!- Y yo contesté alguna boludez como –Si, debe ser del viaje…- o alguna tontería por el estilo, pero me quedé pensando. -¿Tendré mala cara?.

Más tarde pasé por el baño entre paciente y paciente para cambiarme la toallita y empecé a pensar que esta vez se sentía distinto. El flujo no tenía la misma consistencia de siempre. -¿No será que…? Putamadre, ya me estoy haciendo la cabeza otra vez! Parece que tengo tantas ganas que no puedo aceptar que no, que este mes no…

25 de diciembre de 2010

Treinta y ocho.

Martes 7 de Septiembre

Una manchita rosada aparece ahí donde no tendría que estar, y después otra, y otra. Mierda. Dos días antes de la fecha en la que lo esperaba. Definitivamente mis ciclos son de 26 días, y no de 28. ¿Porqué siempre tengo que ser diferente? ¿No puedo ser Standard una vez en la vida?? Habrá que repensar los cálculos. ¿Pero y si son pérdidas? Leí por ahí que puede pasar. Tendré que esperar hasta mañana…

Pero qué angustia! Cómo odio esperar. Por las dudas pasé por la farmacia y compré otros dos tests de embarazo más. Y estuve todo el día haciendo cosas de acá para allá. No paré un minuto. No quería tener tiempo ni para pensar.

23 de diciembre de 2010

Treinta y siete.

Sábado 3 de Septiembre

No pude esperar más. Me desperté mientras él seguía durmiendo y fui al baño. Saqué la cajita del test mientras pensaba -pasaron entre 6 y 9 días... Con la primer orina de la mañana que es más concentrada... capaz que…
Sabía que podía dar negativo y aun así estar embarazada. Que era totalmente al pedo. Pero lo hice igual. El test sale doce pesos –pensé- de última compro otro-. Y lo hice. Hice pis en el plastiquito ese, tratando de no mearme las manos. Lo apoye en el bidet abrí el envase y saqué la tirita del reactivo. Según las instrucciones había que sumergirlo 10 segundos, apoyarla en una superficie seca y esperar 5 minutos. Lo hice y me volví a la cama, solo para no quedarme ahí parada como una idiota mirando una tirita estúpida, esperando que cambie de color. Mi mirada no iba a acelerar el proceso ni hacer ninguna diferencia en el resultado. Lo abracé y traté de relajarme, de no pensar en eso… pero obviamente no lo logré. Un rato más tarde volví al baño para encontrarme con el resultado mas obvio: una rayita. Negativo.

Soy una tarada –pensé- Si yo sabía que no era el momento, que podía dar negativo y aun así...

Metí todo en la cajita de cartón y lo tiré a la basura. Volví a la cama un rato más un poco enojada conmigo misma. Odio no poder manejar mi ansiedad.

¿Se puede tomar ansiolíticos en el primer trimestre del embarazo?

21 de diciembre de 2010

Treinta y seis.

Viernes.

Volvía de la facultad como todos los viernes al mediodía, me bajé del colectivo y venía caminando tranquilamente, las pocas cuadras que me separan de mi casa. Cuando de repente la veo. Parada del otro lado de la calle esperando para cruzar. Justo enfrente mío. Cuando la miro desvía la mirada bruscamente para el otro lado, con cara de culo y hace como si no me hubiera visto. Era ella, la conchuda, la mujer de Mi Padre. El corazón se me acelera y estoy casi segura que mi cara es imposible de disimular. No te lo puedo creer -¡Qué hija de puta! –pienso- si no me hubieras visto estarías mirando para cualquier lado y con cara de nada. Si estás mirando para el otro lado y con cara de culo es porque me viste. ¡Qué odio!. Que bronca que me da...

El semáforo cambia y cruzamos la calle. Cruzo lo más cerca de ella que puedo –no te la vas a llevar de arriba, conchuda –pienso- quiero que sepas que te vi y me di cuenta que te hiciste la boluda para no saludarme. En un momento estamos casi frente a frente, en el medio de la calle.

-HOOOLAAA!!!!

Digo bien fuerte, casi al lado de su cara. No sea que después parezca que soy yo la que no saluda. Obviamente no contesta. Sigo caminando, indignada, enojada, furiosa.

No podés ser tan forra. ¡¡No podés ser tan forra!!


Cuando G. vuelve del trabajo le cuento la escena.

-¿Podés creer que la muy conchuda ni siquiera me respondió el saludo? El día que yo tenga un hijo espero que ni se le ocurra ponerle un dedo encima porque se lo corto! ¡Te lo aviso!

18 de diciembre de 2010

Treinta y cinco.

Por las dudas esa tarde fui a la farmacia a comprar un test de embarazo. Pero… ¿Ya era el momento de hacerlo?

Otra vez recurrí a San Google. Busqué

¿Cuándo hacer un test de embarazo?

Y me encontré con esto:

El día en que se debe realizar el test es importantísimo ya que si te anticipas y lo realizas antes del día correcto puedes obtener un “falso negativo”. El día cuándo se puede detectar la cantidad suficiente de hormona hCG en orina es el día 15 después de la posible fecundación del óvulo. Otra opción, si no recuerdas el momento exacto de la fecundación, es esperar a que te venga la regla y si no viene al día siguiente, primer día de retraso menstrual, puedes hacerte el test, aunque hay ginecólogos que recomiendan esperar unos 7 días de retraso de la menstruación para que aumenten los niveles de hCG en orina.
Se recomienda hacer el test con la primera orina de la mañana porque es la que mayor concentración de hormona tiene y no beber mucho líquido antes de realizarse el test para no diluir los niveles de ésta en la orina. *


Ok, todavía no era momento. Habían pasado como máximo 6 días y faltaba más de una semana para mi próxima fecha de menstruación. Tenía que encontrar algo para entretenerme mientras tanto. Para paliar la ansiedad.

No se me ocurrió mejor idea que tejer. Recordé que tenía cuatro ovillos de lana blanca que me habían quedado de cuando le tejí a mi sobrina. Agarré mis revistas de tejido y busqué y busqué... Hasta que lo encontré. Una mantita de bebé. Esa que había querido tejerle a mi sobrina y no me había salido. ¿Me saldría ahora? Tenía nueve meses para practicar... La re puta madre... menos mal que quería pensar en otra cosa...

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16 de diciembre de 2010

Treinta y cuatro.

Después de ver varias páginas me encontré con una lista de síntomas que parecía bastante razonable y exhaustiva. A ver…

·        El primer signo que puede servir a las mujeres que suelan tener un ciclo menstrual regular es la falta de menstruación o amenorrea.

Obvio… si tuviera un atraso no estaría buscando esto ¿No?

·        Pechos sensibles o hinchados.

Mmmm… no, creo que no…

·        Dolor en bajo vientre o cierta hinchazón.

Y… eso puede ser…

·        Las náuseas o mareos matutinos, que a pesar del nombre pueden darse en cualquier momento del día. Pueden ir acompañadas de una salivación excesiva y de vómitos. La hormona del embarazo (gonadotropina coriónica humana), el estrógeno y la progesterona son las responsables de estas náuseas que produce el rechazo a ciertos sabores y olores.

Esto si. Es exactamente lo que me está pasando… ¿Será por eso?

·        La tensión arterial disminuye por la vasodilatación debida a las hormonas, lo cual puede conllevar algún mareo.

Y un poco mareada también estoy…

·        El cansancio, la desgana y el sueño.

¿Más que de costumbre? No se… a mi el frio me pega mal…

·        Algunas mujeres empiezan a notar una mayor frecuencia en la micción.

No, no me di cuenta…

·        Los “antojos” pueden empezar a indicarnos que el cuerpo nos pide algún alimento concreto.

Mmm… esto no se. Me pasa seguido y nunca estuve embarazada!

Pero como siempre que uno busca, encuentra justo lo que quiere encontrar. La explicación de mis sensaciones raras estaba ahí. Pero ¿alcanzará con eso? ¿No será que me estoy haciendo la cabeza?

14 de diciembre de 2010

Treinta y tres.


Martes.

 Me levanté otra vez con el estomago revuelto y esa sensación rara. Preparé el desayuno como todas las mañanas. El volvió del baño, se sentó enfrente mío y dijo:

-Me acabo de dar cuenta... Esto de que tenés el estomago revuelto, ¿No será...? 

-jajajaja... ¿Recién te das cuenta? Sos más lento...

-¿Estarás...? Después de este fin de semana, tendrías que... 

-Pará… -lo interrumpí- no seas ansioso...

-Pero ¿Podría ser, no? 

-Si, claro que puede ser. Pero es demasiado pronto para saberlo. Y además acordate que hay solo un 25% de probabilidades...

-Yo digo que estás... –se sonrió satisfecho- Después de lo que me hiciste laburar este fin de semana…!

-¡Pará!!! Estoy tratando de no ponerme ansiosa y así no me ayudas!

Se fue a trabajar y yo que venía tratando de no pensarlo demasiado para no sugestionarme ya no podía pensar en otra cosa. Como tenía un ratito libre antes de salir, me senté frente a la compu, abrí en Google y busqué:

Primeros síntomas del embarazo.

11 de diciembre de 2010

Treinta y dos.


30 de Agosto, Lunes. 


En el desayuno me empecé a sentir rara. Tenía el estómago un poco revuelto y el queso de las tostadas tenía gusto raro. Pero era el mismo queso de todas las mañanas.

-¿El queso está un poco ácido o me parece a mi?- le pregunté -¿Está feo?

-¿A ver? …no, para mí está bien.

-Qué raro. Debo ser yo…

Tomé mi café negro y me fui a trabajar como todos los días. Pero la sensación extraña me acompañó gran parte del día y siguió durante la cena. Con las milanesas no tuve problemas, pero el arroz... Tenía gusto raro... Como medio dulce. Le puse sal pero no había caso, me dio asquito y no lo pude tocar. Igual no tenía mucha hambre.

-Esta vez el arroz me salió asqueroso -dije- no lo puedo comer.

-Para mí está bien- dijo él mientras lo comía con total tranquilidad.

Pero hasta el agua tenía gusto raro. Y eso que si con algo no soy mañosa es con las comidas…

-Debo ser yo. Hoy me sentí rara todo el día, como con el estómago revuelto... 

-¿Te habrá caído mal algo? -preguntó, sin hacerse cargo de nada, o sin darse cuenta.

-Puede ser...- dije. No quería hacerme la cabeza. Era demasiado temprano para saber. Y tal vez fueran solo mis ganas.

9 de diciembre de 2010

Treinta y uno.

Fines de Agosto de 2010

Hicimos nuestros cálculos. Según lo que había averiguado los días que había más chance eran el día 13 y el 14 del ciclo. Justo caían Viernes y Sábado así que nos preparamos para un fin de semana movidito. Y por las dudas empezamos un día antes. Lo hicimos el jueves, el viernes y el sábado. Y después de cada vez me quedé acostada por lo menos treinta minutos, como había dicho la Ginecóloga. El no me dejó levantarme ni para ir al baño, me cuidaba como si estuviera enferma. Quedamos muertos los dos. Ya no estamos para estos trotes.

-Me vas a matar… no puedo más!

Dijo al tercer día, mientras se tiraba en la cama con el último aliento.

-Estamos fuera de forma…

-¡Estamos viejos!

-Viejo estarás vos… Yo me voy a anotar al gimnasio. Esto no puede ser!! … Igual es una vez al mes…

-¿Vos estás segura que así está bien, tres días seguidos? Yo leí en algún lado que era mejor día por medio, para que se recupere un poco…

Qué lindo que sos -pensé- parece que no soy la única loca que se puso a leer sobre el tema.

-No sé… para el mes próximo me vuelvo a fijar…

Por las dudas empecé a tomar al Ácido Fólico otra vez, todos los días media pastillita, a ver si así la toleraba un poco más. Tal vez habíamos tenido suerte y había que prepararse…

 

7 de diciembre de 2010

Treinta.


Julio de 2010

Pero cuando me indispuse ese mes empecé otra vez con las dudas. Si bien había tiempo y yo tenía bien claro que era poco probable quedar embarazada en los primeros intentos, se me metió en la cabeza que tal vez no lo estaba pensando bien. Que podía haber un error en mis cálculos.

Así que volví a consultar al Dr. Google y le pregunté:


Y me encontré con montones y montones de páginas que hablaban del tema y decían cosas diferentes pero parecidas. Tal como yo lo esperaba, la mayoría de las páginas decían que si sos regular (y tus períodos son de 28 días) la ovulación suele ser en el día 14 del ciclo, contando a partir del primer día de la menstruación. En otras páginas decían que el período fértil era del día 9 al 15. Y además contaban varios métodos para detectar la ovulación.

·        El primero y el más fácil era calculando los días. Pero a veces no es tan seguro sobre todo si no sos regular.

¿Yo soy regular? No solía serlo, pero ahora desde que dejé las pastillas todo parece indicar que sí. Voy a tener que empezar a prestarle más atención!

·        Uno de los indicadores para detectar la ovulación son los dolores en la zona baja del vientre.

¿Pero si estás con dolor cómo vas a tener ganas de coger?? Espero que sean unos días antes…

·        Otro de los indicadores es el flujo o Moco Cervical (puaj!). En los días previos a la ovulación la cantidad del flujo aumenta considerablemente, además su textura cambia, se vuelve más gelatinosa.

Hasta ahora no noté mucho la diferencia, y además ¡Qué asquito! ¿Tendré que fijarme todos los días? No sé si me dan ganas…

·        El último de los indicadores es la Temperatura basal. Parece que durante la ovulación la temperatura aumenta entre 0,5º y 1,0ºC. Pero para esto hay que tomarse la temperatura todas las mañanas a la misma hora, ya sea vía bucal o rectal (¡ni loca!) y anotarlas.

¿Todos los días? ¡Es demasiado trabajo! Por ahora creo que me quedo con la de las fechas. Con razón las minas que buscan quedar embarazadas se vuelven tan locas!
La que me espera…

4 de diciembre de 2010

Veintinueve.

Y yo… ¿Cómo se cuando estoy ovulando? Mi sentido común me decía que era a la mitad del ciclo. Algo así como dos semanas después de la menstruación. Pero alcanza con empezar a pensarlo para que empiecen a aparecer las dudas. ¿Desde cuándo se cuenta? ¿Desde el primer día, desde el último? ¿Cuánto dura mi ciclo? ¿Cuánto dura la ovulación? ¿Es un día? ¿Son tres o cuatro? ...

Era muy pronto para tantas preguntas.

En principio decidí guiarme por el sentido común. No es momento de volverme loca con cálculos innecesarios –pensé. Lo más sencillo era esperar dos semanas después del primer día de la menstruación y a partir de ahí un par de días. Hice los cálculos y esta vez le avisé con tiempo

-Amor… mirá que el próximo fin de semana estoy ovulando, así que ponete las pilas, eh?

2 de diciembre de 2010

Veintiocho.

Los primeros dos meses después que dejé de tomar las pastillas fueron un poco complicados. Yo tenía todos los días una duda distinta. Se me ocurrían miles de motivos para esperar, para buscarlo más adelante. Sentía que era una locura. Pero a la vez me moría de ganas y no dejaba de imaginármelo. G. estaba un poco bajoneado por cuestiones de su trabajo. Y cuando no estábamos cansados no teníamos ganas. Yo me enojaba porque sentía que teníamos poco sexo, y oscilaba entre no decir nada y enojarme cada vez más y explotar, reclamar y gritar, lo que hacía que a él se le fueran las ganas por un buen rato. No entendía cómo él no se daba cuenta que si queríamos que algo pasara teníamos que hacerlo cuando yo estaba ovulando. El primer mes no le dije nada esperando que reaccionara solo, pero él no se dio por aludido. El segundo mes me puse un poco más insistente, y traté de provocarlo cuando estaba en esos días. Lo esperaba toda mimosa pero el venía cansado del trabajo y no me daba bola. Y yo me enojaba y no quería saber nada. Me sentía rechazada. Hasta que un día, después de algunos intentos fallidos y un par de enojos tuve que decírselo.


-Pero ¿Qué te pasa? –Preguntó ante mi evidente cara de culo.

-Nada.

-Dale, se que te pasa algo, decime.

-No te lo quiero decir…

-Dale, decime qué te pasa que no entiendo nada…

-¿Vos estás seguro que querés tener hijos conmigo? ¿No será que te da un poco de miedo?

-No, no me da miedo ¿Qué pasa?

-Bueno… es que si te lo digo siento que te estoy presionando… Es que… … ¿No te das cuenta que estoy ovulando?

-¡Ahh…! ¡Era eso! –dijo aliviado- No, no me doy cuenta… Me lo tenés que decir! Sino no entiendo nada…

-Es que me cuesta, siento que si te lo digo te meto presión… Pero es verdad…

-¿Cómo querés que me entere si no me lo decís?


Tenía razón. Iba a tener que empezar a ser más directa…

30 de noviembre de 2010

Veintisiete.

Junio de 2010

Era el día del padre y habíamos arreglado para almorzar juntos, con mis hermanas y G. en un restorán que eligió Mi Padre. Mi hermana del medio se ofreció (al fin!) a comprarle el regalo, aliviandome la tarea de tener que salir a recorrer vidrieras y pensar qué cuernos regalarle. Llegamos temprano. Mi viejo y mi hermana más chica ya estaban sentados en una mesa en la vereda. Por suerte había sol, porque era un día de Junio bastante fresco y el vientito no ayudaba. Pero como mi viejo no puede dejar de fumar un minuto tenemos que sentarnos afuera. El almuerzo estuvo bastante ameno. Mientras esperábamos la comida mi hermana menor se puso a contar del bebé que había tenido una de sus amigas hace muy poquito.

-Ay. Si… no sabés que lindo Pedrito… Es tan chiquitito…

Y así siguió un rato hablando del parto, de los pañales y la teta y blablabla. Hasta que me miró y dijo:

-Bueno ¿Y vos para cuando? Mirá que los ovarios tienen fecha de vencimiento, se te van a poner viejos…

La comida se me quedó atragantada. Estuve a un paso de levantarme e irme. -Estoy a cinco cuadras de mi casa, porqué carajo tengo que soportar esto en este momento- pensaba.

-¿Porqué no te vas un poquito a cagar? No hace falta que te pongas agresiva…

-¿Agresiva? Es un chiste, nena… No entendés nada…

Un chiste. Esa es la excusa justa, la de siempre. Te mando a cagar, pero no te enojes, era un chiste. Te digo que sos una vieja chota, que se te está pudriendo el útero, pero era un chiste. Qué linda es la familia…

27 de noviembre de 2010

Veintiseis.

¿Qué hago? ¿Lo cuento o no lo cuento? ¿Y a quién le cuento? Dicen que es mejor no decir nada hasta el tercer mes de embarazo, que en los primeros meses es más probable perderlo y que trae mala suerte hablar. Yo no soy supersticiosa. En realidad odio las supersticiones, amo los gatos negros, paso la sal de mano en mano y me divierte horrores pasar por debajo de las escaleras. Pero no se si quiero contarlo. No por la mala suerte, sino porque es medio complicado hablar de algo antes de concretarlo. Cuanto más uno lo cuenta más se hace la cabeza, y más duele después la desilusión si no se da. Y tampoco sé si quiero que me estén presionando con las preguntas constantes sobre si quedé o no quedé… Mi hermana y mi Cuñada vienen hinchando hace meses con que quieren sobrinitos, así que a ellas no se lo puedo contar. Y mi vieja… si se lo cuento en un mal día va a empezar a cuestionarme todo, si estoy segura, si la situación económica, si blablabla. Y para cuestionarmelo ya está bien conmigo misma. Por ahora solo lo saben mi Analista y mi Ginecóloga. En realidad creo que es mejor no decirle nada a nadie. No se si quiero que opinen, que se metan…

-Me parece que prefiero que por ahora no se lo digamos a nadie. No quiero que se estén metiendo, ni que me vuelvan loca a preguntas… -le digo a G. mientras cenamos.

-Tenés razón. No digamos nada. Después vamos viendo…

Pero unos días después vienen dos amigas a cenar. Y no puedo aguantarme…

-Les quiero contar algo… pero que quede acá entre nosotras. G y yo decidimos dejar de cuidarnos…

-… ¿Vamos a ser tías? –pregunta una toda emocionada…

-Bueno, si… en algún momento. Recién estamos empezando y puede que tome un tiempo…

-¡Qué bueno! Felicitaciones!

-Si, estoy contenta, pero un poco asustada… cuando me pongo a pensar…

-Va a estar todo bien, nena…

-Si, lo único que les pido es que se lo tomen con calma… Se los cuento  ustedes dos porque confío que no me van a volver loca…

25 de noviembre de 2010

Veinticinco.

Cuando terminé de hacerme todos los estudios volví al consultorio de la Ginecóloga. Después de la ya rutinaria pérdida de tiempo en la sala de espera, me hizo pasar.
Le dí los estudios, los miró y dijo:


-Bueno… por lo que veo acá está todo bien… ¿Vos como estás?

-Bien, solo un poco molesta con el Ácido Fólico. Me parece que me cae mal…

-No puede ser… -dijo contrariada.

-Bueno, lo tomé dos semanas y me empecé a sentir mal del estómago. Lo suspendí una semana y se me pasó. Volví a tomarlo y otra vez empecé a sentirme mal. Yo creo que es por eso…

-Es raro. ¿Cómo lo tomás?

-A la mañana con el desayuno.

-Bueno, probá tomarlo a la tarde con un té y unas galletitas.

Jamás en mi vida tomé té y no voy a empezar ahora –pensé- pero supongo que con el café será lo mismo.

-Ok. ¿Y como seguimos? ¿Falta algo más?

-No, ya está. Los estudios dieron bien, ya tenés las vacunas. Ahora hay que tener relaciones sexuales por lo menos dos veces por semana y cuando terminen quedate en la cama acostada por lo menos por media hora…

No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Será posible que tenga que aclararme eso? ¿Será que hay gente que no sabe que para tener hijitos hay que tener sexo? ¿Creerán que hay que plantar repollos o mandar cartitas a París?

-Si… claro… ya se va a dar, tampoco es urgente… -le contesté.

-Bueno… y me venís a ver cuando tengas un atraso…-dijo sonriente- No te hagas el Evatest, me venis a ver y hacemos el análisis de sangre que es más fiable…

-Está bien –dije, reprimiendo la ironía. Claro… como si yo fuera capaz de aguantarme la ansiedad…

23 de noviembre de 2010

¡¡Felíz Día!!


Interrumpimos la programación habitual de este sitio para dirigirnos a ustedes, ¡Sí a ustedes! A los que todos los días entran, leen y se van sin dejar sus comentarios. ¡Los felicitamos en su día! Hoy es el día del lector anónimo, una inciativa del Capitan Intriga y sus secuaces. Así que hoy, pueden aprovechar para salir del anonimato y simplemente dejar su huellita, con un saludo o lo que quieran escribir. Y de paso se animan a comentar más seguido, que no es tan difícil y casi no duele!

Y si no se animan... bueno, Feliz Día igual! :)

Gracias a todos ustedes por pasar y darle sentido a lo que uno escribe.

Veinticuatro.

Me hizo dudar. La verdad era que no había chance, las cuentas no daban. Lo más probable era que fuera por el Ácido Fólico, pero de todos modos ya me había entrado la duda. Sabía que era una estupidez soberana, que era totalmente prematuro, pero no lo pude evitar. Una vez que se me mete una duda en la cabeza es cómo un cáncer, crece y crece sin parar. Ese mismo día, mientras volvía de lo de mi analista, pasé por una farmacia a comprar un test de embarazo. Dos en realidad, porque justo estaban en promoción a dos por uno. En algún momento me van a servir, -pensé, mientras iba a la caja con las dos cajitas, entre orgullosa y avergonzada.


Llegué a casa, saqué el test del envase y lo hice siguiendo al pie de la letra las instrucciones, aún sabiendo que no tenía ningún sentido. Por las dudas, para quedarme tranquila. Todavía era muy rápido y no sabía si quería que diera positivo. Necesitaba de algún tiempo para digerirlo todavía. Casi prefería que diera negativo. Aunque… seamos sinceros, alguna ilusión me hacía. Si me daba positivo no me hubiera molestado. No había chance, pero no me hubiera molestado.




Después de cinco minutos confirmé que algunos cálculos todavía son necesarios y que los imposibles siguen siendo imposibles. Por supuesto que dio negativo. Y menos mal. Todavía tenía tantas cosas por resolver.

Un rato más tarde cuando G. llegó del trabajo se encontró con la cajita...


-Te hiciste un test y no me avisaste? –preguntó entre curioso y enojado.

-Si hubiera dado positivo te avisaba.

-No, no. La próxima te lo hacés conmigo. No quiero que te enteres vos solita…

20 de noviembre de 2010

Veintitrés.

No había chances de estar embarazada. Había dejado las pastillas hacía pocas semanas, dos o tres como máximo y casi no nos habíamos tocado. Estábamos muy cansados los dos, y probablemente un poco asustados por la decisión que estábamos tomando.

Todavía no me había hecho la ecografía así que no tenía el turno con la Ginecóloga, y tampoco daba ir a verla para preguntarle solo eso, ni llamarla. Era una estupidez mía. El Ácido Fólico es solo un complemento, no puede pasar nada si lo dejo de tomar -pensé- voy a probar dejarlo una semana y si se me pasa confirmo que era eso. Y así lo hice. A partir del día siguiente dejé de tomarlo. El martes tenía sesión así que se lo conté a Mi Analista…

-No sabés, estuve todo el fin de semana con el estómago revuelto, el domingo casi no me podía dormir. No sabía cómo acomodarme en la cama de las náuseas. Me quedé en la cama dando vueltas y pensando… Estoy hecha una tarada. Para mí que es por el Ácido Fólico…

-¿No estarás... embarazada?

-Eh?? No… No hay chances… los números no dan… Dejé las pastillas hace dos o tres semanas y la semana pasada que es cuando se supone que estuve ovulando… nada. Él estaba medio mal… y yo después estaba cansada… Salvo que sea como la Virgen María no hay chance…

-¿Estás segura? Mirá que el inconciente es así… Yo que vos me haría un Test…

-...

18 de noviembre de 2010

Veintidos.

Me puse a pensar y lo único que se me ocurrió fue que debía ser el Acido Fólico. Me acordé que de chica la dermatóloga me había recomendado tomar Vitamina A y me había causado una reacción similar. Tuve que dejar de tomarlo porque vivía con el estómago revuelto. Incluso me había dado uno que era efervescente pero no había caso, me caía mal. ¿Sería eso?

Como no me podía dormir y estaba harta de dar vueltas en la cama, prendí la compu y pedí una consulta con el Dr. Google.

Encontré montones y montones de páginas de consultas sobre el embarazo. Y parece que todos hacíamos las mismas preguntas. Ahí me enteré que el Acido Fólico es la vitamina V9 que se encuentra en muchos alimentos por ejemplo en las verduras de hojas verdes, las legumbres y cereales y algunas frutas.  Hasta ahí estaban todos de acuerdo. La cosa se complicaba un poco cuando me ponía a buscar sobre los efectos adversos de tomar Acido Fólico. En la mayoría de las páginas decían que no tenía efectos adversos ni estaba contraindicado, salvo en caso de epilepsia (Que no es mi caso). En algunas pocas páginas decían que las vitaminas del grupo B son de difícil absorción y que podían causar algunas molestias personas con sindrome de malabsorción. ¿Sería eso? La verdad es que no tenía ni la menor idea de qué se trataba, ni si yo podía tener algo de eso. Me sonaba que mi abuela lo había tenido, pero tal vez estaba divagando. Había pocas consultas de mujeres que decían que el Acido Fólico les caía mal, y la mayoría de las respuestas de médicos decían que no podía ser y que lo tenían que seguir tomando.

Pero si yo me alimento bien, como un montón de frutas y verduras, ¿Será realmente necesario tomar el Ácido Fólico? Si nuestras mamás no lo tomaban y salimos todos bastante normalitos…