18 de enero de 2011

Cuarenta y ocho.


Me levanté el Miércoles y todo seguía igual. Nada. Ni un dolor de cintura, ni una manchita. Saqué un test y lo hice. Lo dejé en el baño y me volví a la cama.

-¿Y? –Me preguntó G.

-Hay que esperar por lo menos cinco minutos.

Se lo notaba ansioso. Parece que esta vez era él el que se había hecho ilusiones. Un rato más tarde me levanté y volví al baño.

-¿Y? ¿Y??? -Preguntó desde la cama.

-Negativo…

Dije desde el baño. A mí no me sorprendió demasiado, pero G. tenía cara de triste.

-Mierda. Quería verte tetona y con panza…

-Habrá que seguir practicando…

Dije y me fui a tomar el maldito jarabe para la tos.

Pero pasó el Jueves, y el Viernes, y el Sábado y todo seguía igual. Ni noticias.

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