Fin de semana de Pascua.
Fuimos al obstetra, nos dijo que estaba todo bien y ya teníamos las órdenes para los estudios. Pero un jueves feriado no valía la pena llamar para pedir los turnos, no iba a haber nadie para atendernos. Ibamos a tener que esperar hasta el lunes. Mientras tanto empezamos a pensar de si era momento de contarlo, al menos a la familia.
-¿Te parece que aprovechemos el fin de semana largo para contarle a la familia? –pregunté.
-Si, podría ser… Pero mi mamá y mi hermana se van a Tandil a ver a mi hermano y las nenas. Empecemos por tu familia.
-Voy a empezar por mi Padre… con mi Madre no se qué mierda hacer. No hablamos hace un mes, se me va a poner difícil.
-No le des bola, no es momento de ponerse a hablar de lo que pasó, contale y listo…
-Sí, pero no se cómo…
-Ya se te va a ocurrir.
Dijo G., mientras yo le mandaba un mensajito a mi padre a ver si tenía un rato para tomar un café. No nos vemos nunca pero vive a cuatro cuadras de mi casa y de vez en cuando nos juntamos en un bar que está a medio camino. Me contestó un rato más tarde y arreglamos para vernos al día siguiente. Fuimos los dos. Llegamos y mi padre estaba sentado en una de las mesas de afuera, fumando.
-¿Cómo estás? -pregunté, temblando.
-Todo bien, ¿vos?
-Bien, todo tranquilo… ¿Te fuiste a pescar el finde?
Le pregunté pensando para mis adentros cómo encarar el tema. Pero no hay maneras indirectas de decirlo. Iba a tener que hacerlo de una, sin vueltas. Como arrancar una curita…
-Si, estuvo bueno, pescamos un montón…
Dijo e hizo un silencio, como esperando…
-Bueno… ¿Qué planes tenés para Diciembre? ¿Te vas de vacaciones?
-Si, como siempre… -dijo, poniendo cara de no entiendo nada- ¿Porqué?
-Porque los primeros días de Diciembre vas a tener que estar en Buenos Aires… ¡Vas a ser abuelo!!
Ni bien terminé de decirlo las lágrimas empezaron a salir de sus ojos para todos lados, salpicándome. Se levantó y me abrazó sin poder decir una sola palabra. Cuando pudo parar de llorar dijo…
-¿Y así de una me lo decís? ¡Me vas a matar!
-No hay otra manera de decirlo…
Hablamos un rato más, los tres. De embarazos, de mudanzas y de otras cosas por el estilo. Terminamos los cafés, hablamos un rato más y nos fuimos.
-Debería haberle preguntado qué carajo piensa a hacer con su mujer… -Le dije a G. mientras volvíamos.-Pero es demasiado por un día. Mejor lo dejo que asimile esto, y después lo hablo.
Ay! que bonita historia!
ResponderEliminarGracias Amaranta!
ResponderEliminarBesos
M.