5 de abril de 2011

Setenta y cinco.


Veintipico de Febrero de 2011.

La verdad es que lo pasamos muy bien. La convivencia con Mi Madre era más pacífica de lo que esperaba. Tuvimos un par de días feos, con lluvia y un poco de frío, pero fuimos a la playa igual, leimos, dormimos y comimos mucho. También paseamos, caminamos con los piecitos en la arena. Después vinieron un par de días lindos ¡Por suerte! Y vino Mi Hermana la del Medio a quedarse unos días. Y nos divertimos mucho. Cocinamos, tomamos vino, comimos cosas raras y nos metimos mucho al mar. Salvo algún paciente desubicado nada interrumpía la tranquilidad de estar de vacaciones. Realmente lo necesitábamos y daban ganas de no volver nunca más. Estaba todo casi perfecto. Casi. Digo casi porque se iba acercando fin de mes y yo estaba cada vez más hinchada, empezaba a tener algunos dolores ahí abajo y tenía toda la sensación de que me estaba por venir, pero nada. Tres o cuatro días antes de que tuvieramos que volvernos empecé con una manchita rosada y las molestias de siempre. Al día siguiente las manchitas ya eran dos o tres y cada vez que me quería meter al mar lo pensaba un buen rato. Me había puesto un carefree en la malla y meterse al agua con eso era un embole. Y encima el agua estaba fría y tenía miedo que se me cortara y hacer un lío con las fechas. Pero el mar siempre puede más ¿Cómo estar en la playa y no meterse al mar? Era casi un sacrilegio. Así que no me importó nada y me metí igual. ¡Cómo amo el mar! Me pasaría todo el día saltando olas.


-Si todavía no te vino tené cuidado con las olas –decía Mi Madre- tratá de que no te peguen en la panza.

-No exageres, Ma. No me vino pero me está por venir…

-No sabés…

Y al día siguiente eran de nuevo dos o tres manchitas. Pero seguía sin concretarse nada. Puta madre. Yo me moría de ganas de ponerme un tampón y disfrutar de la playa a full. Pero ¿Y si no era? ¿Me haría mal ponerme un tampón? Mejor por las dudas no… Me puse una toallita bajo la malla y me fui a la playa. Esa mañana no me metí al mar. El malestar que sentía ya era bastante incómodo y encima salir del mar con la toallita ensopada era demasiado. Al mediodía nos fuimos con G. al departamento a preparar algo para almorzar.

-Me voy a hacer un test así me quedo tranquila y veo si me puedo poner un tampón y olvidarme.

Le dije y me fui al baño con el sobrecito del test y un vaso descartable para juntar el pis.

2 comentarios:

Sacate las ganas y decilo...