16 de abril de 2011

Ochenta.


Primeros días de Marzo de 2011.

Volvimos de las vacaciones relajados y felices. Irse de vacaciones es una prueba para muchas parejas y cuando las cosas no están del todo bien, estar todo el día juntos, tantos días seguidos puede volverse un problema. Pero para nosotros fue genial, la pasamos bárbaro, no nos peleamos más que por las boludeces de todos los días y salvo el incidente con Mi Madre todo fue maravilloso. Los dos necesitábamos ese descanso y sobre todo cortar con la rutina. Veníamos pensando demasiado. La situación económica estaba cada vez más complicada y yo antes de irme había tenido una entrevista para una posibilidad de trabajo muy interesante. Era para ejercer mi profesión para una obra social, que pedía profesionales en la zona sur del conurbano bonaerense, pero pagaba muy bien. La verdad es que las posibilidades de conseguir algo más cerca de mi casa eran casi imposibles, así que dije que sí. Aún sabiendo que iba a ser una viaje largo y tedioso de varios días a la semana. Solo faltaba que me llamaran para concretar una segunda entrevista, esta vez con la coordinadora del área de niños. Apenas llegamos me llamaron y confirmamos la entrevista para la semana siguiente. Un alivio total, si esto se me daba mi vida iba a empezar a cambiar para bien, al fin iba a poder dedicarme a mi profesión a full y vivir bien de eso. Era casi un sueño. Con el relax de las vacaciones a cuestas y el alivio de la posibilidad laboral asomando, G. y yo estábamos como nunca. Siempre teníamos ganas y lo hacíamos todos los días, incluso más de una vez al día. Era genial poder hacerlo por placer y no porque había que hacerlo. Esa rutina se estaba volviendo medio insoportable. Disfrutamos así de una semana o un poco más de casi una luna de miel.

Lástima que no fuera la fecha en que se suponía que estaba ovulando.

Cuando llegó el día 10 de mi ciclo empecé otra vez con las pruebitas de ovulación. Venía observando hace un tiempo el flujo, pero hasta ahora no había detectado ese flujo gelatinoso y transparente que dicen que aparece antes de la ovulación, sino más bien uno blanquito y medio pastoso. La primera dio negativo, tal como esperaba. Pero cuando hice la segunda el resultado no era muy claro. Había claramente dos líneas, pero no estaba del todo seguro si eran del mismo tono… La primera era la línea de control, la segunda se suponía que tenía que ser del mismo color o más oscura para ser un positivo. No esperaba un positivo tan pronto además, así que eso me generó más dudas. Salí del baño con la tirita en la mano y se la mostré a G.

-Parece que es un positivo, pero ¿vos que pensás? ¿Son del mismo color? ¿O ésta es más oscura?

Le pregunté, señalando la línea de control.

-mmm… a ver… no sé, para mí son iguales… dejame ver bien…

-Si son iguales tiene que ser un positivo… Pero es raro, por el flujo no parece que esté por ovular…

-Bueno, por las dudas probemos…

Me dijo, guiñándome un ojito mientras nos abrazábamos y empezaba a volar la ropa…

2 comentarios:

  1. Como hacen para hacerlo + de una vez al día, no trabaja él?
    Y si lo hacen todos los días, para que haces los test de ovulación?
    Michellines envidiosa(je je)

    ResponderEliminar
  2. Michelines: Ojalá supiera la receta! La verdad es que no es algo que suceda habitualmente. Supongo que influyó que volvimos descansaditos de las vacaciones, y que alla no fue fácil, teniendo a mi madre cerca... Pero esto duró solo unos días, una semana o un poco más. ¡Y fue justo en la fecha en la que se supone que todavía no ovulo!

    Besos

    M.

    ResponderEliminar

Sacate las ganas y decilo...