9 de octubre de 2010

Cinco.

Cuando me harté del último tenía casi veintinueve.

Después de demasiadas peleas, gritos, desilusiones, mentiras y reclamos, después de cansarme a mí misma de pedirle tantas veces que cambie, me decidí finalmente a cambiar yo. 


Lo dejé sin gritos ni lágrimas. Solo una última frase rompió el silencio:

-No puedo creer que seas tan infantil. Ya estoy grande, si quiero un niño en mi vida, mejor me hago embarazar.



Claro… ya me empezaba a caer la ficha.


7 comentarios:

  1. que cortito, che me muero de ganas de saber cómo sigue u_u

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  2. Deb: Es que hay veces que no hay NADA más que decir.... ¿No?

    Sortijera: Gracias, amiga!

    Besotes.

    M.

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  3. Sucede cuando uno menos lo espera :)
    Besos

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  4. Marina: Es cierto. A veces uno tiene la sensación que las decisiones "se tomaron solas"...

    Besos!!

    M.

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  5. Oh oh!
    Esto me suena MUUUUUUY familiar M.!!!

    Yo tengo 29 y la última fue así.

    Mi punica diferencia con tu historia es que yo fui alumna pluscuamperfecta hasta los 25, como mi carrera es muy larga, se me solto la termica un cacho antes de terminarla y no pude remontarla.
    Estoy a un paso, ahi casi justito, y lucho contra mi misma.
    En 2005, cuando tenia el 75% de la carrera aprobada con un promedio de 9,23 mande todo a la mierda.
    Y desde entonces la vengo haciendo en camara lenta. No la puedo terminar.
    Mis relaciones son un desastre.
    Pero con 29, acabo de terminar la última, sin lágrimas ni gritos. Dije basta de tanta mierda.
    La que tengo que cambiar acá soy yo.

    Woow, estoy sorprendia.
    Nuestras madres nos corrompieron tanto?

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  6. Flor: ¿Vos decís que todo es culpa de mamá?? A esta altura de mi vida me gustaría creer que no es SOLO la vieja... Algo de culpa tendremos nosotras mismas.

    Besos!!

    M.

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Sacate las ganas y decilo...