19 de enero de 2012

Ciento cuarenta y nueve.


Últimos días de Septiembre de 2011.

Con el último aliento terminamos de cerrar la última caja. A decir verdad todavía nos faltaba embalar algunas cosas, pero era tardísimo, estábamos muertos de cansancio y para peor se nos había terminado la maldita cinta de empaque. Pedimos unas empanadas, cenamos y nos fuimos a la cama a intentar dormir unas horas antes que llegaran los de la empresa de mudanzas. Apoye la cabeza en la almohada… y empecé a dar vueltas, y vueltas. No me podía dormir. Demasiados nervios, demasiadas dudas, demasiado difícil apagar la cabeza lo suficiente para poder conciliar el sueño.

Finalmente logré dormir unas horas, no muchas. Me levanté demasiado temprano para tratar de terminar de acomodar todo y asegurarme de que no nos olvidaramos nada importante. Lo que más me preocupaba era cómo hacer con los gatos. No es nada fácil trasladar un gato que no está acostumbrado a salir, menos que menos dos.

Resumiendo, la mudanza fue dificil, pero no imposible. Lo que más me costaba era quedarme ahí parada mirando como cargaban caja tras caja y no poder ayudar. Cada vez que intentaba dar una mano con algo me retaban. Y yo sabía que tenían razón, pero me sentía muy inútil.

Después de un par de horas, unos cuantos rajuñazos, mucha mugre y mucho más cansancio estábamos por fin en nuestra casa nueva. Todavía era un caos con cajas y bolsas por todos lados, pero ya era nuestra casa.  Ordenamos todo lo que pudimos, armamos la cama, pusimos toallas en el baño y al fin nos decidimos a descansar un poco.

   -Me voy a dar una ducha –le dije a G.- estoy hecha una     mugre…

Le pedí que me ayudara a prender el calefón, me saqué la ropa y me metí en la ducha. Ahhh... que alivio ...el agua calentita... me hacía tanta falta una ducha...- pensaba mientras me enjabonaba la panzota acariciándola.

Cerré la ducha y mientras me envolvía con la toalla escuché un ruido raro. Fuerte y seco, casi como una pequeña explosión.

   -¿Qué pasooooooó?

Pregunté preocupada.

   -¡Reventó el calefón!!!

Me gritó G. mientras corría a cerrar la llave de paso del agua para que no se inundara toda la casa.

2 comentarios:

  1. qe bienvnida!! ajjaajajja!! qe tierna ella con la panza (: qe porqeria, cosas qe pasan. Menos mal qe nadie salio herido!! A mi hermano se le exploto el termotanque en la cara y sufrio un par de quemaduras pero nada grave por suerte. a mi vieja 2 veces se le exploto y le qemo las cejas ajaj!
    Besoooo y a ver como lo solucionaron...

    Gracias por seguir posteando (:

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    1. Cosas lindas que pasan en las mudanzas... Por suerte lo que explotó no fue el calefón sino un caño de agua caliente o algo así. No hubo que lamentar víctimas pero estuvimos casi una semana sin agua caliente :(

      Besos!!

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Sacate las ganas y decilo...