21 de enero de 2012

Ciento cincuenta.


Primeros días de Octubre de 2011.

A la mañana siguiente me levanté desorientada. No sabía ni dónde estaba. Hasta que miré bien, vi cajas por todos lados y me acordé. Era el caos. Me senté en el piso, agarré un cuchillo e intenté abrir una caja para seguir ordenando. Mientras lo hacía empecé a sentir un dolorcito en la mano derecha. Eran como unas puntaditas en el centro de la mano y por debajo del dedo gordo. Y además me costaba muchísimo hacer fuerza, como si tuviera el dedo dormido. 

Debe ser el cansancio de estos días, ya se me va a pasar –pensé- y seguí ordenando. Pero pasaron unos días y la sensación no se iba, es más, empeoraba. Empecé a sentir un hormigueo raro en la punta del dedo gordo, del índice y del mayor, y cada vez me costaba más hacer presión con los dedos. Era como tener la mitad de la mano dormida. Me empecé a preocupar. ¿Qué sería? ¿Estaría con la presión alta? ¿Tendrá algo que ver con el embarazo o será pura coincidencia?

Me senté frente a la compu y consulté al Dr. Google. Teclee “Embarazo / hormigueo en la punta de los dedos” y presioné “buscar” con la sensación de que no iba a encontrar mucho. Pero me sorprendí.

Me puse a leer, y leer y leer. Parece que no era la única con ese tipo de consulta. Por lo que leía parecía tratarse de un cuadro llamado “Sindrome del Tunel Carpiano” que es bastante común durante el embarazo. Aparentemente por la retención de líquidos que en el último trimestre del embarazo se presiona un nervio de la muñeca que genera esos síntomas molestos, que en el mejor de los casos desaparecen después del parto. ¿Y cuál es el tratamiento? En todas las páginas decían algo distinto. Antiinflamatorios, frio, calor, reposo, inmovilizar la mano afectada, ejercicios de elongación y en último caso: cirugía.

¿Cirugía?

La puta madre.

Lo único que me falta.

Y todavía me faltan dos meses hasta el parto.





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