31 de enero de 2012

Ciento cincuenta y tres.


Primeros días de Octubre de 2011.

Y con esa hermosa sensación empezamos el curso de pre-parto. Nuestra primera “clase” era en realidad la tercera. A., la partera, me había dicho que no importaba el orden de las clases, que eran cinco clases, tres solo para mujeres y dos para las parejas (la tercera y la quinta). 

Unos minutos más tarde, después de un incómodo silencio en el que G. y yo nos dedicamos a mirar el enorme reloj de pared y nuestros los pies descalzos empezaron a llegar las otras parejas. Una vez que todos estuvimos cómodamente sentados en el piso, la partera empezó a hablar. 

Y habló, y habló y habló.

La idea era explicarnos cómo reconocer el inicio del trabajo de parto. Según ella nos explicaba, hay dos maneras en que se puede desencadenar el parto. Con contracciones o con la rotura de bolsa.

Primero empezó con las contracciones, explicándonos que hay dos tipos de contracciones, las primeras que pueden empezar unos meses antes del parto, aparecen cuando una camina o hace un esfuerzo. Se siente un ligero dolor, y la panza se pone dura en algunos sectores pero ceden rápidamente y no se repiten. No son contracciones de parto y no tienen demasiada importancia. Las segundas o contracciones de parto son generalizadas (la panza se pone dura en todos lados por igual) y se repiten con un ritmo determinado. Por lo general empiezan cada veinte minutos y son suaves, con una duración de pocos segundos. En el plazo de una hora y media aproximadamente pueden empezar a aparecer cada diez minutos, con una mayor intensidad y duración. Después son cada cinco minutos, y en ese momento ya estamos más cerca el parto. Pero en cualquier momento pueden detenerse o podría ser un “falso trabajo de parto” así que para no hincharle las pelotas a la partera con nuestra ansiedad de primerizas (no fue eso lo que dijo, pero casi que sonó así) lo ideal sería tomarnos un antiespasmódico y meternos en la ducha a ver si nos relajamos y se nos pasa. Si al rato no se nos pasa… ¡A correr a la clínica! Para ese momento ya tendríamos que tener el bolsito armado (¿Qué bolsito? Yo no armé nada!) 

El relato de la partera siguió contando todos los pormenores de lo que nos pasaría cuando llegáramos a la clínica. Palpajes, monitoreos, suero y oxitocina. Luego dilatación, peridural, pujos y episiotomía. Todo con lujo de detalles escatológicos y casi cronometrado. Como si todo estuviera planificado de antemano. Como si todas fueramos iguales y todos los partos idénticos. En ese momento, tuve una sensación de lo más extraña. Me costaba entender que estaba hablando de algo que iba a sucederme a mí en un muy corto plazo. La escuchaba y lo que me llegaba era un relato mecánico, cronometrado y muy medicalizado. No era así como yo imaginaba mi parto. Bah, en realidad no se si lo imaginaba de alguna manera. Simplemente lo sentía como un proceso natural, y no me imaginaba tanta intervención de los médicos, salvo que fuera estrictamente necesario. No me gustaba la idea de verme casi atada a la cama, medicada y atontada, sin poder decidir nada. Simplemente no era lo que quería. Pero no dije nada y seguí escuchando. De vez en cuando lo miraba a G. que parecía estar tan incómodo como yo. Se lo veía entre preocupado y tremendamente aburrido, y miraba el reloj de pared con insistencia pero los minutos no pasaban.

La partera siguió hablando y hablando, contándonos del tapón mucoso, de la rotura de la bolsa, de los colores y olores (puaj!) del líquido amniótico, de los dolores, de lo normal que era que vomitáramos o nos cagaramos en la sala de partos (Por dios! ¿Hacía falta?) De cómo el bebé podía soltar el meconio dentro de la panza, de las pérdidas posteriores al parto y nosecuántosmás detalles escatológicos. 

Cuando finalmente terminó la hora y media de tortura preparto salimos a la calle y respiramos aliviados. Mientras viajábamos camino a casa no podía dejar de pensar…

       –Por dios! ¿Esta estúpida va a ser mi partera?

8 comentarios:

  1. Qué asco las parteras!!! Será que ellas están tan acostumbradas a esas cosas que les parece lo más normal. Yo no rompí bolsa, así que me la rompió la partera. Cuando termina me dice: Acá está el tapón mucoso, querés ver?
    NOOOOOO qué asco!!
    El descarado de mi marido si lo vió!!!
    Igual mi partera fue muy copada, no me puedo quejar. Acá (vivo en una ciudad chica y las 3 clínicas que hay tienen la misma filosofía) los partos son muuuuy naturales. Estás sola con la gine, la partera, el pediatra y el papá, no hay medicamentos, no te dan oxitocina y tampoco pedidural. Y la verdad es que la experiencia así fue no sólo buena sino rapidísima.
    Ahora los cursos de prepartos podrían empezar a ser más cortos. A todas las mujeres a las que les pregunto le parecieron al pedo. La única clase que me sirvió es la que explican tema contracciones y rotura de bolsa y que además nos llevaban a la sala de partos y le explicaban a los papás dónde pararse de acuerdo a la sangre que puedan soportar ver.

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    1. No se porque creen que esta bueno contarte todo lo peor para que "estés preparada", dejense de joder!

      Que bueno que los partos sean tan naturales! Y como te fue sin la anestesia?

      Besos!

      M.

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    2. La experiencia sin anestesia??? Dolorosa, pero rápida.
      Lo bueno del dolor es que te genera es ganas de terminar rápido con todo. Yo por lo menos terminé muy sorprendida de que fuera taan rápido todo (menos de 5 minutos).
      Pero doler duele. En el momento me dije a mi misma: toma nota mental de lo que te duele porque después te olvidas.

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    3. Jajaja... es cierto, la gente se olvida. Sino como se explica que tengan más de un hijo?

      Ya voy a contar yo mi experiencia. Besos!

      M.

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  2. que partera HDP!!!
    hacia mucho que no pasaba por acá y me encontré con que volviste con todo!!! sigo leyendo, besos

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    1. si, una forra!
      Espero seguir teniendo ratitos para escribir.

      Besos!!

      M.

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  3. ¿Y para qué los hicieron sacar las zapatillas? jaja. En el curso que fui yo también nos hacían sentar en el piso, yo casi de 9 meses después de 2hs de estar asi, me dolía todo!!

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    1. Buena pregunta Florencia... En esa clase nos hizo hacer algunos ejecicios de elongacion y después practicar la respiración y los pujos (otra experiencia maravillosamente pelotuda...) Pero las clases siguientes no hicimos ejercicios y tambien nos hacía sacar los zapatos y dejarlos junto a la puerta al entrar. Que se yo, sería alguna filosofía zen... o idiotez nomás.

      Igual aclaro que yo amo estar descalza!

      Besos

      M.

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Sacate las ganas y decilo...