26 de enero de 2012

Ciento cincuenta y dos


Primeros días de Octubre de 2011.

Y recién ahí caí en la cuenta que estábamos casi terminando la semana 31 y no habíamos hecho la Eco 4D. En realidad no lo había pensado demasiado, con todo el lío de la mudanza casi no habíamos tenido tiempo. Además las prepagas no la cubren y la verdad barata no es. Tampoco tiene relevancia desde el punto de vista médico. Es solo para darse el gusto de verle la carita un poco antes de tiempo, por pura ansiedad. Pero la verdad es que tenía un poco de ganas, sobre todo después de esa última ecografía. Me puse a averiguar precios y lugares. Y sobre todo la duda era si todavía estábamos a tiempo de hacerla. Para variar le pregunté a Dr. Google. En casi todas las páginas decían lo mismo: Se podía hacer desde la semana 26 hasta la 32. Más tarde no era imposible, pero por el tamaño del bebé y por la menos cantidad de líquido amniótico era posible que no pudiera verse. Eso quería decir que ¡Sólo teníamos una semana! 

Me puse a buscar precios y lugares. Con la cantidad de horas que estaba trabajando no iba a ser fácil poder coordinar un horario en el que hubiera turno disponible, G. y yo pudiéramos y además pudiera Mi Madre, que era la principal interesada y la que más había insistido (y la que me había dado la plata para hacerla). Finalmente después de hablar con dos o tres lugares conseguí un turno en un horario en el que todos podíamos sin modificar demasiado nuestros horarios. El viernes siguiente a las cuatro de la tarde un rato antes de la segunda clase del curso de preparto. La primera esa ¡Esa misma tarde!

Un rato antes de las seis de la tarde me encontré de nuevo con G. en un bar por el centro. Tomamos un café rápido y salimos para el consultorio de A. la partera. Para variar, llegamos un par de minutos antes. Éramos los primeros. La partera, una señora mayor que nos atendió en jogging y medias, nos invitó a pasar. Nos pidió que nos sacáramos los zapatos y que nos sentáramos en colchonetas. El consultorio era un departamentito de un ambiente con las paredes pintadas de rosa, con un reloj de pared enorme y un piso de parquet lleno de colchonetas. Nos sentamos y la señora se acercó a pedirnos los datos y hacernos algunas preguntas.

-¿Y cómo va el embarazo? –Preguntó.

-Por ahora todo muy bien, sin complicaciones. Recién venimos de la tercera ecografía y el médico que nos atendió dijo que estaba todo perfecto.

-Bueno, igual eso nunca se sabe, siempre puede complicarse a último momento… hay que estar preparados para todo…

Comentó, mientras G. y yo nos mirábamos horrorizados en silencio. Vieja-hija-de-una-manifestación-de-putas –pensé- recién llegamos y ya estas tirando mala onda? 

O sea, no soy boluda… sé que las cosas pueden no salir perfectas, se que eventualmente algo puede salir mal… pero…

¿Realmente hace falta que me lo digas en ESTE momento?




2 comentarios:

Sacate las ganas y decilo...