29 de marzo de 2011

Setenta y dos.


18 de Febrero de 2011.

Pasamos con pocas ganas el último día de trabajo, armamos nuestros bolsos y nos subimos al micro. Salía de Retiro a las 2.30 de la madrugada, la idea era llegar el viernes tempranito para aprovechar el día. Nos acomodamos, reclinamos los asientos, nos dimos un beso e intentamos dormir. Estábamos muertos de cansancio. Todo parecía estar bien hasta que a último momento antes de salir se subió al micro la familia más ruidosa del mundo. Eran una pareja mayor con dos hijos varones grandes. No encontraban sus asientos. Fueron y vinieron mirando los cartelitos y poniendose un anteojo más grande que el otro, hablando fuerte y preguntando. Hasta que finalmente se sentaron. Justo al lado nuestro, del otro lado del pasillo. Qué suerte la nuestra.

-Esto va a estar complicado…

Me dijo G. y yo rogué que se equivocara.

Un rato más tarde empezaron a sacar de sus bolsos montones de bolsitas, de esas que hacen ruido, mucho ruido. Hablaban, tomaban mate y se movían todo el tiempo ¡No podían quedarse quietos! Puta madre… y yo que quería dormir! Cuando terminaron de acomodarse volvimos a intentarlo, nos acomodamos como pudimos, ¡Qué incómodos son los asientos de micro! Y logramos dormirnos un rato.

Solo un rato…

Todavía no había amanecido cuando empezaron otra vez con el show de las bolsitas. El padre iba y venía de su asiento al de sus retoños, que estaba justo atrás. Cuando logré recuperar la conciencia me dí cuenta que uno de los hijos, que estaba atrás venía vomitando todo el viaje, ¡Para eso las bolsitas!
Pobre pibe… pero ¡Qué asquito!!

A eso de las 5 de la mañana la señora se puso a cebarle mates a su marido, y a hablar, y hablar, y hablar.

-¡Por Dios! ¿No se callan nunca?

Por suerte para nosotros ya no faltaba tanto. Intentamos dormir un ratito más, pero se complicaba. Un buen rato más tarde, llegamos al fin.

¡Al fin vacaciones! Era la primera vez que G. y yo viajábamos juntos, desde que nos conocimos, me moría de ganas de abrazarnos mirando el mar.

Pero nos bajamos del micro… y llovía.

6 comentarios:

  1. Ay, espero que después haya remontado.
    Besos

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  2. Si vas junto a tu amor, no importa que llueva o truene, todo mejora con los días.... eso creo, cariños!!!

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  3. no se muy bien como llege a tu blog pero me encanto, lei todos los posts y hasta te puedo decir qe qede ansiosa, como si fuera una novela esto che! espero qe lo estes pasando genial, te sigo leyendo.

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  4. Viajera: Por suerte si!!!

    Anónimo 1: es exactamente así. Al menos cuando estás bien. Si venis peleando la cosa termina ahi nomás!

    Anónimo 2: Bienvenida al blog! espero con gusto tus comentarios

    Besos a las 3!!

    M

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  5. ajjajajaa

    Te leo y me leo! Veo que no soy la única quejosa que siente que todo le pasa a ella!

    Odio a esa familias!

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  6. Sol: Si, la gente ruidosa siempre es insoportable! Y si, definitvamente nos lo hacen para molestarnos!!!

    Jajajaa
    O al menos eso es lo que uno cree en esos momentos cuando por un ratito nos olvidamos que el mundo no gira alrededor de nuestros ombligos!

    Besos!!

    M.

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Sacate las ganas y decilo...