29 de agosto de 2011

Ciento veintinueve.


21 de Julio de 2011.

Para cuando llegó G. yo era un desastre. Una montaña de papelitos con mocos inundaba la cama y mi mesa de luz, mi nariz estaba colorada como la de un payaso y no paraba de estornudar y toser a cada rato.

-¿Me acompañas a la guardia?

Le dije, como pude. G. me miró y me dijo

-Así no podés ir a ningún lado. Dejame que te hago un tecito y llamo a un médico a domicilio.

-¿Te parece? Pero está acá cerca, nos tomamos un taxi…

-No, mejor quedate en la camita. Ya llamo.

Un par de horas más tarde llegó la Dra. Ya era de noche y yo seguía en la cama y afiebrada. De a ratos me moría de frío, de a ratos me moría de calor.
Me revisó, y confirmó lo obvio.

-Estas engripada.
-¿Se puede tomar algo?

-¿De cuántas semanas estás?

-20.

-Podés tomar Paracetamol. Tomate 2 cada 8 hs. Para que te baje la fiebre. Placas no tenés así que no necesitás antibióticos. Tomá mucho líquido y hacé reposo. Y por las dudas repetimos el análisis de orina para descartar una infección urinaria.

G. bajó a abrirle a la médica, pasó por la farmacia y cuando volvió se puso a hacerme una sopita. Yo no podía ni levantarme de la cama. Cancelé todos mis pacientes del viernes y me dediqué a hacer reposo.

Con lo que me gusta el reposo. Pero la verdad es que no tenía energías para mucho más.

2 comentarios:

Sacate las ganas y decilo...