9 de julio de 2011

Ciento doce.


Fines de Mayo de 2011.

Esa noche me costó dormir. No podía dejar de pensar en el estudio que teníamos que hacer y en todas las cosas que podían salir mal. ¿Y si había algún problema? ¿Y si algo no salía perfecto? ¿Me iba a animar a hacerme una punción? El solo pensar en la aguja gigante pinchandome la panza me mataba del susto. Y además no me dejaba demasiado tranquila pensar que esa agujota atravesara mi útero y pasara por… Ay, ay ay… mejor ni pensar. ¿Y si daba mal? ¿Iba a tener el coraje de…? ¡Que difícil decisión!

Bueno, pero ¡ya basta de pensar! ¿Porqué algo tendría que salir mal? ¡Si hasta ahora estaba todo perfecto! No tuve ni una pérdida, ni siquiera una manchita rosada, nada… Nada más allá de las náuseas, las malditas náuseas a las que ya empezaba a acostumbrarme. Y cada vez eran menos seguido, al principio todos los días, después de un tiempo ya aparecían menos. Pero seguían ahí. Había leído que se pasaban después de los tres meses. Y ya faltaba tan poquito… Por suerte todavía no había vomitado ni una vez. Varias veces había estado cerca, muy cerca. Pero me acostaba, comía algo salado y respiraba bien hondo un rato… y se me pasaba. Lo peor de todo era que en los últimos días me había empezado a volver esa contractura del cuello… esa que me acompaña desde que tengo memoria. –Tenés las cervicales rectificadas- me había dicho alguna vez algún Traumatólogo como toda respuesta. Y estaba acostumbrada a una linda tortícolis una o dos veces por año, que solo se iba tras varios días de calor, Ibuprofeno o Diclofenac. En los últimos años había descubierto la droga perfecta: Diclofenac+Pridinol*. Una antiinflamatorio combinado con un miorrelajante que hacía que todo doliera mucho menos. O al menos que el dolor me chupara un huevo. Pero ¡Ay! Ahora no podía tomar nada eso. ¡Nada! Solo Paracetamol. Maldito Paracetamol. Menos efectivo que un caramelo de menta en ayunas… A G. ya lo estaba volviendo loco de tanto pedirle masajes, y en esos días las cosas empezaron a empeorar. El cuello estaba cada vez más duro y ya no podía ni mirar para la derecha. Menos que menos acercar la oreja al hombro… Todo era dolor, dolor y dolor.

-¿Te transmito Johrei?

Me preguntó G.

-Pero… ¿Eso no me va a hacer vomitar?

Le pregunté desconfiada.

-No…

-¿Estás seguro?

-Si, dale, vení…

Dijo, mientras me sacaba el camisón y ponía su mano sobre mi espalda. Concentradísimo. Yo me quedé quietita como siempre que lo hace. Al principio no le creía mucho, pero después de un tiempo empecé a ver que si funcionaba… y el año pasado me había curado una sinusitis sin tomar antibióticos, así que ahora cuando me lo ofrece, lo dejo hacer. No es que tuviera mucha otra opción igualmente. En este caso la medicina occidental no tenía nada para darme. Me relajé…

Al día siguiente me levante y podía mover el cuello. Todavía dolía pero ya no era insoportable. Me levanté para hacer el desayuno y mientras estaba en la cocina preparando el café mi estómago empezó a revelarse contra mí. Parecía que quería salirse de su lugar. Fui corriendo a la cama y me acosté como siempre. Respiré hondo una vez, dos veces…

… y a la tercera tuve que salir corriendo al baño y abrazarme al inodoro.

Había perdido el invicto.

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*No es mi intención hacer apología de la droga, solo relatar mi experiencia ;)

3 comentarios:

  1. paaaa , que mala suerte , ya casi estabas ! mirá que hacerte vomitar tan cerquita de los tres meses , no había derecho jaja :)

    mi mamá o mi hermana a veces me hacen Reiki .. yo tampoco era mucho de creer en esas cosas pero he visto que funcionan , con cosas complejas pero tb con pavadas (AMO que me saquen el hipo , se siente como una pelotita que te sube por el pecho y la garganta y de pronto el hipo no está más jajaja).. el mundo es mucho más amplio de lo que nos enseñaron , cierto ??


    como ve , he vuelto mañosa :P te dejo un beso enorme !!

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  2. Si tenés dolor de cuello x contracturas: probá darte calor con el secador de Pelo.

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  3. Mai: Totalmente, no había derecho! Pero por lo menos se me fue el dolor de cuello (por un ratito)
    Si, como vos decís, esta bueno abrir la cabeza a otras cosas.

    Familiarizada: Qué buna idea! No se me había ocurrido. Tenía una almohadilla térmica pero se la presté a alguien y no recuerdo a quien :(
    La próxima pruebo con el secador de pelo.

    Besos a las dos!!

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Sacate las ganas y decilo...