8 de enero de 2011

Cuarenta y cuatro.


Después de atender un paciente y antes de la reunión de equipo del Centro de Salud tenía un rato largo libre. El día estaba lindo y como siempre llevo un libro en la cartera decidí sentarme afuera, en un banco que hay en la entrada de la salita, a leer un rato. Me acomodé, saqué mi libro, y como estaba medio resfriada saqué un pañuelito de papel para sonarme la nariz. Y de golpe escucho un murmullo por allá. Me doy cuenta que alguien me está hablando. Levanto la vista para ver si es un colega…

-¿Vas a llorar?

Me pregunta un señor gordito, con anteojos grandes, algunas canas y vestido de jogging azul. Supuse que era un chiste y tuve la mala idea de responder.

-Es muy temprano para llorar.

-Es que yo lloro mucho –empezó- Cuando empiezo puedo estar dos o tres horas seguidas llorando. Me contratan de los funerales…

-Bueno, si al menos sirve para hacer plata… -dije, abriendo el libro para ver si entendía la indirecta… Pero no.

-Bueno, a veces voy igual, aunque no me paguen…

-Hay cosas más divertidas para hacer…

-¿Cómo qué? –preguntó.

-Bueno… Que se yo, leer un libro, mirar una película…

-O mamar…

¿Quéee? –pensé- pero no dije nada. Aunque supongo que mis cejas se elevaron inquisitivamente.

-Tomarse dos o tres vinos…

-Yo prefiero leer

Insistí, y puse mi libro delante de mis ojos, como para terminar la conversación. Traté de leer dos o tres párrafos pero no había caso. El caballero (si es que se lo puede llamar así) no se movió ni un milímetro. Sentía su presencia detrás de las hojas y no había chance de concentrarme. Leí ese párrafo como tres veces hasta que insistió con alguna pregunta que ya no recuerdo…

-¿Trabajás acá? ¿O sos paciente?

Le pregunté por las dudas, pero como venía la mano imaginaba que era uno de los pacientes de Hospital de Día. Aunque nunca se sabe…

-Trabajo… Y soy paciente. …Soy paciente…. Pero trabajo de tratar de levantarme a Las Psicólogas…

-¿Te conviene? Mirá que dicen que Las Psicólogas estamos todas locas…

Dije intentando apelar al humor, cada vez más incómoda…

-No soy casado… nunca me casé con ninguna…

-… ?

-Pero las embarazo

Me quedé muda. La cosa se estaba poniendo incómoda… Justo aparecieron dos compañeros del equipo y nos pusimos a hablar de una paciente… El “caballero” se quedó parado ahí, como esperando una respuesta y yo en otra, tratando de esquivarle la mirada hasta que se corrió un poquito y dijo

-Bueno chicas, las dejo hablar…

Pero no se fue muy lejos. Y seguía con la mirada clavada en nuestra dirección. Situación totalmente embarazosa. Al final el señor no estaba tan equivocado con el “las embarazo”. Tal vez estaba usando el otro sentido de la palabra…
Cuando mis compañeras se fueron me levanté y fui hacia la puerta, para intentar escabullirme. Pero estaba parado junto a la puerta de entrada, mirando.

-Me voy a trabajar…

Dije, como pretexto para escaparme de su mirada omnipresente.

-¿Trabajar? ¿Qué es eso? –dijo burlonamente.

-Ah! ¿No sabés? …Mejor averigualo.

Contesté, y me fui.

Si mi vida fuera una película, sería una dirigida por Almodóvar…

6 comentarios:

  1. jajaja encuentro bizarro si los hay!

    ResponderEliminar
  2. Eri: Mi vida está plagada de encuentros bizarros...

    Besos!!

    M.

    ResponderEliminar
  3. Una vez, cuando tenía 16 años, estaba en la parada esperando el colectivo. Como tenía Educación Física a las 4, era plena siesta y no había nadie. Entonces aparece un pibe (capaz tenía 20 años), y se sienta al lado mio. Yo me agarro de mis cosas preparada para correr en caso de que cualquier cosa pase. Y se limita a preguntarme cosas... después de un ratito (y de reiterados ruegos para que el colectivo llegue) me pregunta si alguna vez mi casa se incendió... Yo le dije "no" totalmente extrañada y me dijo "Bah, que aburrido" y se fué.

    Sí, pasa de todo en esta vida.

    ResponderEliminar
  4. Alter: Jajajaja... si! Totalmente!

    Eve: Increíble! Yo a los 16 tuve una charla con un Sr. Gordito en la calle que me preguntaba por un negocio de ropa interior, porque (sic) "Me quiero comprar un corpiñito como el que tenés vos, y una bombachita que se me meta bien en el culo" y luego siguió contándome que tenía un consolador metido ahi mismo. Cuando recuperé el habla saludé y segui caminando...
    ¡Cuánto bicho raro dando vueltas!

    Bichi: Si, ese mismo! ¿Lo conocés?

    Besos a todos!

    M.

    ResponderEliminar

Sacate las ganas y decilo...